Blair y Major hacen campaña juntos en Belfast

Tony Blair y John Major olvidaron sus diferencias políticas y aunaron fuerzas ayer para pedir el sí en el referéndum sobre el Acuerdo de Stormont, el próximo día 22. El primer ministro, laborista, y su predecesor, conservador, partícipe directo en las primeras fases del proceso de paz sobre Irlanda del Norte, compartieron un estrado de Belfast en un esfuerzo por movilizar al electorado y disipar los miedos respecto al futuro.Los antiguos rivales llevaron al pueblo norirlandés un mismo mensaje: la negativa al acuerdo en la consulta del 22 de mayo acarreará «más amargura y muertes». Un voto posi...

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Tony Blair y John Major olvidaron sus diferencias políticas y aunaron fuerzas ayer para pedir el sí en el referéndum sobre el Acuerdo de Stormont, el próximo día 22. El primer ministro, laborista, y su predecesor, conservador, partícipe directo en las primeras fases del proceso de paz sobre Irlanda del Norte, compartieron un estrado de Belfast en un esfuerzo por movilizar al electorado y disipar los miedos respecto al futuro.Los antiguos rivales llevaron al pueblo norirlandés un mismo mensaje: la negativa al acuerdo en la consulta del 22 de mayo acarreará «más amargura y muertes». Un voto positivo, resaltó el ex primer ministro conservador, implica «la mejora de la calidad de vida, de la educación, sanidad y empleo». Blair, que celebró ayer su cumpleaños en Belfast, recordó además que el estatuto constitucional del Ulster no se modificará sin el consentimiento de la mayoría de la población.

En una sesión de preguntas y respuestas, Major confesó tener problemas con las previsiones del acuerdo respecto a la liberación condicional de presos, pero, señaló, «puedo asumirlo». «No quiero ver otra generación sufriendo los problemas que hemos vivido en el pasado», dijo. Por su parte, el primer ministro laborista denunció a los grupos disidentes, que mantienen su campaña de violencia, de «querer destrozar lo que la gente democrática intenta construir».

Una de estas organizaciones, el Ejército Irlandés de Liberación Nacional (INLA), debate esta semana la posibilidad de abandonar las armas y unirse al proceso de paz, según desveló ayer la prensa irlandesa. Responsable de tres muertos en lo que va de año, más uno atribuido aunque nunca aceptado, el INLA parece también enfrascado en una lucha interna. De ganar el argumento en contra de la violencia, sus presos podrían beneficiarse de la generosa oferta de libertad.

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