Reportaje:EMPRESAS Y EMPRESARIOS

Vías con identidad nacional

Burgueses, empresarios y nacionalistas. La vida de Talleres y Fundiciones Jez, que en 1994 se transformó en Jez Sistemas Ferroviarios, gracias a una refundación al 50% de la mano de la multinacional austriaca Vae, ha estado siempre marcada por el perfil de sus fundadores: Ceferino Jemein, José María Errazti y Zenitagoya. En la empresa se ha perdido el rastro de Zenitagoya, aunque se conserva fresco el de los dos cuñados: Jemein y Errazti. La familia Errazti, aún al frente del negocio, conserva el 50% de la empresa en manos vascas. José María de Errazti, amigo de Eli Gallastegi, procedía de una...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Burgueses, empresarios y nacionalistas. La vida de Talleres y Fundiciones Jez, que en 1994 se transformó en Jez Sistemas Ferroviarios, gracias a una refundación al 50% de la mano de la multinacional austriaca Vae, ha estado siempre marcada por el perfil de sus fundadores: Ceferino Jemein, José María Errazti y Zenitagoya. En la empresa se ha perdido el rastro de Zenitagoya, aunque se conserva fresco el de los dos cuñados: Jemein y Errazti. La familia Errazti, aún al frente del negocio, conserva el 50% de la empresa en manos vascas. José María de Errazti, amigo de Eli Gallastegi, procedía de una familia industrial, con negocios en España y Cuba. Su padre tenía una empresa de transporte fluvial con gabarras en la ría del Nervión, veraneaba en San Juan de Luz y enviaba a sus hijos a estudiar a Bayona . Los tres socios fundaron Jemein, Errazti y Zenitagoya en Bilbao en los años veinte. No está muy claro si en 1924 o 1926. La empresa creció rápido, en 1927 participó en la Exposición Internacional de Fundición de París y en 1928 en la Feria de Muestras de Barcelona, y contaba con dos locales, uno en la calle Castaños y otro en Iparraguirre. La llegada de la guerra civil llevó a que los tres socios se decantaran por el bando republicano. La fábrica se militarizó y se puso a producir para el Gobierno vasco. La caída de Bilbao causó cientos de refugiados y entre ellos los socios de Jez. Los franquistas confiscaron la planta y unos y otros vivieron unos años de exilio. Jemein, miembro del Euskadi Buru Batzar del PNV antes de la guerra, era un sabiniano comprometido. Impulsor de la integración de los nacionalistas escindidos de Comunión en el PNV y biógrafo de Sabino Arana fue uno de los pocos que sabían donde estaban escondidos los restos mortales del fundador del Partido Nacionalista Vasco. Discrepancias Las discrepancias de Jemein con Errazti, a cuenta de la propia concepción del nacionalismo llevaron a que las dos familias siguieran cursos diferentes. Jemein, casado con la hermana de Errazti, Karmele, que había sido presidenta del Eusko Emakunde Baltza, no quería saber nada ni de volver a Euskadi con el franquismo, ni de la fábrica que habían tenido que abandonar. Errazti, sin embargo, tomó el camino de vuelta. Su intención era recuperar lo que los franquistas le habían quitado. No se sabe muy bien con qué dinero José María de Errazti paga la multa a Franco y recupera la fábrica. Los fondos podrían haber llegado del brazo cubano de los Errazti, pertenecientes a la alta burguesía local y que controlaban la Fosforera Cubana. Una sospecha que basa la tercera generación de los Errazti es que en los años de posguerra recibieron conteiners de alimentos que les ayudaron a pasar los años de carestía. La recuperación de la empresa por José María no supuso un punto final a sus tendencias nacionalistas. Sus impulsos en favor del euskera y de la cultura esukaldun los mantuvo vivos en su faceta privada. Pero la relación con Jemein se rompió, ni siquiera los lazos familiares pudieron impedir la separación de las dos familias. En 1941, la sociedad se transformó en Jez Sociedad Limitada. José María dio entrada en el capital a su primo Enrique y a tres de sus hermanos. Los años siguientes al conflicto, Jez continuó fabricando diversos componentes por medio de su fundición para el ferrocarril. Su cliente está en España, ya que el mercado está muy cerrado. José María de Errazti se mantuvo al frente del negocio hasta su muerte a comienzos de los años sesenta. Pero antes, en 1950, había trasladado sus instalaciones, que se habían quedado pequeñas, de Bilbao a Llodio donde construyó caseríos bifamiliares para los empleados. Unas viviendas que los trabajadores compraron en los años setenta a la empresa. Errazti aprovechó el traslado para transformar la empresa en sociedad anónima. Poco antes de morir, la enfermedad de su hermana Karmele y de su cuñado Jemein provocó la reconciliación de las dos familias. Errazti trajo al matrimonio de vuelta desde Pau (Francia) a Llodio. A José María le sucedió al frente de la empresa su hijo Txaber, que, aunque hoy está jubilado sigue presidiendo el consejo de administración de la sociedad. Con la segunda generación al frente de la empresa el negocio marchó viento en popa hasta la crisis de los años setenta de la que se salió un poco como se pudo. Sin embargo, la gran crisis llegó en los años noventa. La alta competencia dentro del mercado y el escaso trabajo en el mercado nacional llevaron a los Errazti a buscar nuevos mercados y posibilidades. La solución llegó de la mano de una multinacional austriaca, el grupo Vae. Jez, especializada en la fundición al manganeso, que da una especial resistencia al producto, se encontró de golpe inmersa en un gran grupo que le abría las posibilidades de un mercado exterior al que antes no había podido soñar alcanzar. Jez ha decidido especializarse en cruzamientos (zonas en las que se cruzan dos vías de tren). Su producto estrella lo venden completo, con traviesas y el resto de la vía, que ofrecen a su cliente como si fuera un puzzle, o tan solo la parte que ellos mismo funden, el cruce. Cuota de mercado En el mercado español cuentan con una cuota de mercado cercana al 40%, un porcentaje que no les hubiera permitido sobrevivir. Su nueva posición, desde 1994, les ha permitido exportar por vez primera de forma rigurosa un 45% de su producción y aspirar a que este porcentaje suba al 60%. Hoy su ingeniería, que trabaja asociada con las del grupo Vae, está desarrollando un cruzamiento para la los trenes de alta velocidad. Una apuesta que la justifican en los proyectos, como la Y ferroviaria vasca, en vías de desarrollo en España. Pero su técnica de fundición, no muy extendida en el mercado, les ha permitido buscarse un colchón en el negocio que les ayude a soportar los vaivenes del mercado ferroviario. En Jez se fabrican piezas para el sector del automóvil y machacadoras para canteras. Hoy la empresa da empleo a cerca de 160 trabajadores y trabajadoras, factura unos 2.000 millones de pesetas de los que un 2% corresponden a los beneficios.

Más información
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En