EL PSOE TRAS LAS PRIMARIAS SOCIALISTAS

El aparato teme que se desate un ajuste de cuentas

La principal preocupación de los miembros de la ejecutiva federal que apoyan a Joaquín Almunia es la del papel que el secretario general puede jugar en esta etapa sin referentes en el PSOE y que puedan estallar conflictos internos. ¿Cúanto poder tiene Almunia y su ejecutiva? Ésta es la pregunta que atenaza a la dirección federal del PSOE. No se trata sólo de que en los próximos días quede sellado un pacto leal entre la cúpula socialista y José Borrell. Esta ejecutiva tiene que saber si el proceso de las primarias no va a suponer un estallido de conflictos internos en todas las federaciones....

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La principal preocupación de los miembros de la ejecutiva federal que apoyan a Joaquín Almunia es la del papel que el secretario general puede jugar en esta etapa sin referentes en el PSOE y que puedan estallar conflictos internos. ¿Cúanto poder tiene Almunia y su ejecutiva? Ésta es la pregunta que atenaza a la dirección federal del PSOE. No se trata sólo de que en los próximos días quede sellado un pacto leal entre la cúpula socialista y José Borrell. Esta ejecutiva tiene que saber si el proceso de las primarias no va a suponer un estallido de conflictos internos en todas las federaciones.

El temor está en que los grupos que en cada provincia y comunidad han respaldado a Borrell frente a sus direcciones se sientan también vencedores en el plano interno y quieran "dar la vuelta a la tortilla", es decir desalojar a sus secretarios regionales.

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En este sentido, Manuel Chaves, el líder de los socialistas andaluces, puede sentirse tranquilo, ya que su federación ha votado mayoritariamente a Almunia, tal y como él había propugnado.

La sintonía entre los militantes y sus respectivos líderes en apoyo de Almunia se ha producido también en Castilla-La Mancha, donde el presidente de la comunidad, José Bono, y su secretario general, José María Barreda le respaldaron, y, aunque por un margen muy estrecho, en el País Vasco.

En el resto de las federaciones los secretarios generales fueron por un lado, es decir por Almunia, y los militantes por otro, llamado Borrell.

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"Sería un desastre que ahora quisieran pasar factura a Luis Martínez Noval en Asturias, a Jaime Lissavetzky en Madrid, a Jesús Quijano en Castilla y León, a Francisco Vázquez en Galicia, a María Antonia Martínez en Murcia y así hasta en 16 federaciones", dice con recelo un colaborador de Almunia.

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