Los coches sufrirán sólo cuatro semáforos desde Ríos Rosas hasta la carretera de A Coruña

Desde el paseo de la Castellana hasta A Coruña hay 609 kilómetros y, dentro de unos días, sólo cuatro semáforos. La inauguración de los túneles que facifitarán el tráfico entre la Castellana y la N-VI (el 29 se abrirá el túnel de Cea Bermúdez-Cristo Rey, y el 6 de mayo, el de Ríos Rosas-Islas Filipinas) reducirá notablemente el número de señales luminosas (de 11 a 4) que hasta ahora de bían superar decenas de miles de conductores. "En horas valle se tardará tres minutos y medio en salir de Madrid", calcula el edil de Obras, Enrique Villoria. El 11 de mayo se abrirá el nuevo Puente de los Fran...

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Desde el paseo de la Castellana hasta A Coruña hay 609 kilómetros y, dentro de unos días, sólo cuatro semáforos. La inauguración de los túneles que facifitarán el tráfico entre la Castellana y la N-VI (el 29 se abrirá el túnel de Cea Bermúdez-Cristo Rey, y el 6 de mayo, el de Ríos Rosas-Islas Filipinas) reducirá notablemente el número de señales luminosas (de 11 a 4) que hasta ahora de bían superar decenas de miles de conductores. "En horas valle se tardará tres minutos y medio en salir de Madrid", calcula el edil de Obras, Enrique Villoria. El 11 de mayo se abrirá el nuevo Puente de los Franceses.

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La entrada a Madrid será más lenta: sobreviven todos los semáforos de la calle de Cea Bermúdez a partir del de Galileo. Pese a todo, los vecinos de los municipios del noroeste están de enhorabuena después de meses de martirio para entrar y salir de la capital. "Lo hemos pasado mal, pero a partir de ahora nos beneficiaremos todos, los que vivimos fuera ylos que quieran ir a la sierra desde el centro", resume el alcaldle de Majadahonda, Ricardo Romero de Tejada (PP), que rige un municipio de 40.000 habitantes. Los beneficios comenzarán el próximo día 29, con la inauguración del túnel que salva las confluencias de la avenida de Filipinas y de la calle de Cea Bermúdez con la de Guzmán El Bueno. "Le llamamos el pantalón porque tiene esa forma. Es como una y. Evita un disco triple muy conflictivo", explica Villoria.

Al mismo tiempo que se estrena el pantalón, se reabrirá el túnel (le Cristo Rey, cerrado durante los últimos tres meses. Este subterráneo, que mantendrá el tráfico en los dos sentidos, se ha prolongado unos doscientos metros, hasta unirse con el nuevo paso-pantalón. A partir del próximo miércoles, quienes entren a Madrid por la carretera de A Coruña podrán circular bajo tierra desde la avenida de los Reyes Católicos (a la izquierda del arco de la Moncloa) hasta poco antes del cruce (le la calle de Cea Bermúdez con la de Blasco de Garay. Encontrarán el primer semáforo a la altura de Galileo.

A partir de ahí deberán observar, rumbo a la Castellana, la docena de señales luminosas ya existentes. El concejal Villoria calcula que, fuera de las horas punta, sólo se tardará "ocho o nueve minutos" en hacer el recorrido.

Quienes opten por la salida estrenarán la mayor rapidez a partir del 6 o 7 de mayo, cuando se inaugure el túnel bajo la calle de Ríos Rosas. Comienza un poco más arriba de la confluencia con la calle de Ponzano y, tras salvar los cruces con Santa Engracia y Bravo Murillo, concluye en la avenida de Filipinas. Tras un centenar de metros en superficie -con semáforo incluido a la altura de la calle de Santander-, los conductores se sumergirán en la pernera de salida del pantalón. "El automovilista que quiera salir hacia A Coruña desde la Castellana sólo tardará tres minutos y medio o cuatro en hacerlo fuera de las horas punta. Sólo tendrá cuatro semáforos", explica el edil de Obras. A las doce de la mañana de ayer se necesitaba media hora para recorrer, en superficie, ese itinerario cuajado de obras y desvíos.

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En el itinerario de salida, el primer semáforo superviviente será el grupo de señales instaladas entre Castellana y el comienzo de la calle de Ríos Rosas. Villoria lo contabiliza como uno, porque habitualmente sólo hay que parar en uno de los tres existentes. El segundo se mantendrá a la altura de la calle de Modesto Lafuente, y el tercero, en el cruce con la de Alonso Cano. El concejal cuenta con la desaparición de la señal luminosa ubicada ahora en el cruce con Ponzano. Así las cosas, el cuarto y último semáforo será el de la avenida de Filipinas a la altura de la calle de Santander. A partir de ahí, carretera y manta. Los conductores se ahorrarán 11 pasos para peatones, que se mantienen en superficie.

El nuevo entramado subterráneo, sin parangón en otras grandes ciudades europeas, según Villoria, desata las iras de la oposición socialista. "Se mete la carretera en el centro de Madrid. Y hablar de ciudad es hablar de semáforos", critica el edil del PSOE Eugenio Morales. A Villoria no le preocupa esa opinión contra ria. Además, promete que se controlará la velocidad en los túneles, a 50 o 60 kilómetros por hora como máximo. También se instalarán bandas sonoras en el suelo.

El edil calcula que unos 200.000 automovilistas se beneficiarán con el nuevo eje subterráneo. Ha costado 5.400 millones de pesetas, de los que el Ayuntamiento sólo aporta 300, explica el concejal. El resto se sufragará con la venta de las 2.500 plazas de aparcamiento, subterráneas construidas al mismo tiempo que los túnele

Puente de los Franceses

El alcalde de Pozuelo de Alarcón, José Martín-Crespo (PP), comparte con su colega de Majadahonda el alivio por las inauguraciones subterráneas que se avecinan, pero espera, sobre todo, una aérea, la del día de San Isidro: para esa fecha está previsto el estreno del paso elevado que suprimirá semáforos y unirá la carretera de Castilla con la avenida de Séneca y el parque del Oeste. "He dicho muchas veces que el peor atasco de Pozuelo está en el puente de los Franceses", recuerda el regidor de un municipio de 65.000 habitantes. "Las dos mejoras pueden aliviar los embotellamientos matutinos que hay en la M-40 desde Pozuelo hasta pasar los túneles de El Pardo", aventura Martín-Crespo.

El paso elevado en la zona del puente de los Franceses (que soporta unos 140.000 vehículos diarios, según Villoria) ha costado 812 millones de pesetas, sufragados a medias por el Ayuntamiento y el Gobierno regional. "Era un área muy complicada, porque se podían hacer hasta 32 movimientos distintos", señala el concejal de Obras. Confía en que el nuevo paso elevado ahorre "cinco o diez minutos de espera" a los automovilistas. "Comienza una época gloriosa", dice entre bromas y veras Martín-Crespo.

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