PRIMARIAS SOCIALISTAS

Borrell barre en Cataluña y obtiene más del 80% de los votos de la militancia del PSC

La profecía se cumplió. El candidato Josep Borrell barrió en toda Cataluña y obtuvo más del 80,%, de los votos. Las cifras tardaron en hacerse públicas, y el retraso también afectaba a la comparecencia de la dirección. Pasadas las once de la noche, el secretario de organización del PSC. José Montilla. avanzó los resultados definitivos. Borrell obtenía el 82,8% de los votos emitidos y Joaquín Almunia el 17%. La victoria del ex ministro de Obras Públicas abre interrogantes sobre el futuro del PSC, un partido cuya cúpula impulsó plataformas de apoyo al secretario general del PSOE y candidato perd...

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La profecía se cumplió. El candidato Josep Borrell barrió en toda Cataluña y obtuvo más del 80,%, de los votos. Las cifras tardaron en hacerse públicas, y el retraso también afectaba a la comparecencia de la dirección. Pasadas las once de la noche, el secretario de organización del PSC. José Montilla. avanzó los resultados definitivos. Borrell obtenía el 82,8% de los votos emitidos y Joaquín Almunia el 17%. La victoria del ex ministro de Obras Públicas abre interrogantes sobre el futuro del PSC, un partido cuya cúpula impulsó plataformas de apoyo al secretario general del PSOE y candidato perdedor. La inquietud se había apoderado anoche de la sede central del Partit dels Socialistes de Catalunya. Pasaba de las once de la noche y la dirección del PSC no había comparecido ante los militantes. Tampoco había datos oficiales sobre los resultados. El mutismo era total. Tuvo que superarse la medianoche para que Narcís Serra saliera a anunciar la victoria de "un candidato de nuestro partido", asumiendo la victoria como si fuera propia.

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Finalmente, el secretario de Organización del PSC apareció ante los periodistas, que llevaban más de dos horas aguardando. Nadie dudaba de la victoria del ex ministro de Obras Públicas, aunque sólo se conocían los primeros datos y Borrell barría en toda Cataluña. En Girona obtenía el 72%, frente al 28% de Almunia, el resultado más favorable al secretario general del PSOE en Cataluña.

En Lleida, la provincia de la que es originario Josep Borrell, el ex ministro lograba el 93% de los votos, frente al 6% de Almunia. En su comarca, el Pallars, Borrell otuvo el 100% de los votos emitidos. En Tarragona, el 82% era para Borrell y el 18% para Almunia. Barcelona continuaba siendo a esas horas la gran incógnita.

Los resultados de estas primarias abren numerosos interrogantes en Cataluña. Borrell no es un hombre que haya mostrado interés especial en la política catalana ni en el propio PSC, aunque ahora pasa automáticamente a ser un peso pesado. Y eso, contra la cúpula del partido.

El primer secretario del PSC, Narcís Serra, apadrinó desde la sombra las plataformas pro Almunia que surgieron en Cataluña. Pero cuidó exquisitamente las formas y nunca se comprometió públicamente en favor de uno u otro candidato. No obstante, diputados próximos a Serra, como Mercedes Aroz y Jordi Marsal, integraron la principal plataforma de apoyo al secretario general del PSOE.

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Pasqual Maragall había destacado a pocas horas de las primarias que Almunia era el candidato con mayor sensibilidad autonómica, el hombre que trabajaba por "la construcción de España desde la periferia". Casi todos los socialistas afines al anterior primer secretario, Raimon Obiols, también mostraron su preferencia por Almunia. Pero el sentimiento de las bases es otro. Y eso es lo que se han encargado de mostrar las urnas. El sector menos proclive a posiciones nacionalistas, integrado por los llamados capitanes, con la victoria de Borrell puede ver reforzadas sus posiciones, más orientadas hacia la socialdemocracia de corte clásico.

En cualquier caso, si el pronóstico de Cataluña se ha cumplido, no ha sucedido lo mismo con el del resto de España. La cúpula del PSC apoyó a Almunia de forma subrepticia con la idea de que el actual secretario general del PSOE se alzaría con la victoria en las demás comunidades autónomas y, ante ello, Cataluña no podía ser el garbanzo negro de la familia, lo que le ofrecía escasa maniobrabilidad política en el PSOE.

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