Cartas al director

Gómez-Arcos

Agustín Gómez-Arcos tuvo a bien enviarme desde París su novela Bestiaire, que se publicó en Francia a la vez que se editaba por Debate su primera novela traducida al español: Un pájaro quemado vivo. En la citada novela, además de la fábula de las trillizas Dominique y de su madre y otras historias, se denunciaba el incipiente racismo que surgía en Francia y esos líderes políticos de la ultraderecha que luego, a pesar de todos -supongo-, se ha confirmado. No entiendo el porqué de no citarla cuando se ha dado cuenta de su muerte en ese periódico. Creo que la prosa cáustica de este ...

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Agustín Gómez-Arcos tuvo a bien enviarme desde París su novela Bestiaire, que se publicó en Francia a la vez que se editaba por Debate su primera novela traducida al español: Un pájaro quemado vivo. En la citada novela, además de la fábula de las trillizas Dominique y de su madre y otras historias, se denunciaba el incipiente racismo que surgía en Francia y esos líderes políticos de la ultraderecha que luego, a pesar de todos -supongo-, se ha confirmado. No entiendo el porqué de no citarla cuando se ha dado cuenta de su muerte en ese periódico. Creo que la prosa cáustica de este maldito todavía no está bien vista por nadie ni allende los Pirineos ni aquí. De hecho, en una ocasión me comentó personalmente que la cultura oficial francesa le había dejado de lado a raíz de esta novela, entre otras cosas. De la cultura oficial española ni qué hablar tiene: ni antes ni luego ni ahora. Gracias, de todas formas, por ocuparse en sus páginas del autor que combatió la desmemoria del franquismo.¡Hasta siempre, Agustín, y gracias por escribir!-

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