Aznar recuerda que los partidos vascos acordaron "aislar a los violentos"

/ ENVIADO ESPECIAL, En la víspera de la reunión del Pacto de Ajuria Enea, el presidente José María Aznar recordó ayer desde La Paz que la Mesa, al hacer suyo el espíritu de Ermua, acordó "no mantener conversaciones, sino más bien aislar a los grupos que manifiestan cierta proclividad a apoyo a los violentos". Aznar esquivó la advertencia del lehendakari, José Antonio Ardanza de que la Mesa se puede desmoronar si no prospera su plan de paz, y apuntó que hubo otros planes en el pasado y que ahora puede haber más de uno. "Todos merecen igual respeto", añadió. Tras reafirmar que apuesta por la con...

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/ ENVIADO ESPECIAL, En la víspera de la reunión del Pacto de Ajuria Enea, el presidente José María Aznar recordó ayer desde La Paz que la Mesa, al hacer suyo el espíritu de Ermua, acordó "no mantener conversaciones, sino más bien aislar a los grupos que manifiestan cierta proclividad a apoyo a los violentos". Aznar esquivó la advertencia del lehendakari, José Antonio Ardanza de que la Mesa se puede desmoronar si no prospera su plan de paz, y apuntó que hubo otros planes en el pasado y que ahora puede haber más de uno. "Todos merecen igual respeto", añadió. Tras reafirmar que apuesta por la continuidad de la Mesa, subrayó que el Gobierno y el PP harán lo posible para garantizarla.

El mal de altura, el soroche boliviano, parecía afectar a primera hora de la tarde de ayer al presidente del Gobierno en la conferencia de prensa que dio en la cancillería junto al presidente, el general Hugo Banzer, al que Aznar presenta siempre como "un buen amigo". Aznar prometió "andar despacito, comer poquito y dormir solito" para conjurar el mal, y añadió que también iba a "hablar poquito". No pudo, sin embargo, evitar preguntas sobre la actualidad nacional. Sobre las supuestas conversaciones de HB con el del líder del PNV, Xabier Arzalluz, dijo que no conocía el documento al que le hacían referencia. Y en caso de ser cierto "no podría estar de acuerdo".Sí estuvo de acuerdo con la dimisión del consejero de Obras Públicas valenciano, Luis Fernando Cartagena, envuelto en un presunto delito fiscal. Sin embargo, aprovechó para criticar a los socialistas -sin citarlos- señalando que otros tuvieron oportunidad de dimitir en situaciones parecidas y no lo hicieron. Aznar viajó ayer a La Paz desde Concepción, una pequeña localidad donde visitó una catedral erigida por los jesuitas en el siglo XVII. El carácter "paradisíaco" de la misión, en una jornada que describió como "una de las más felices de su vida", debía contrastar con la visión de una ciudad como La Paz, donde la presencia masiva de la policía reflejaba inquietud por la huelga de la Central Obrera Boliviana.

Además de entrevistarse oficialmente en el Palacio Quemado con el presidente Hugo Bazer, que le acompañó en su excursión a Concepción, pueblo donde nació el ex-dictador boliviano, firmó cinco convenios de cooperación, que comprometen ayuda y créditos españoles por valor de 130 millones de dólares para los próximos años. En esa ayuda se incluye la condonación de la deuda que Bolivia mantiene con España por valor de 15 millones de dólares, y una línea de microcréditos para favorecer a pequeñas empresas.

Además, Aznar se comprometió a ayudar a Bolivia en su lucha contra el tráfico de drogas y lamentó la contradicción en la que, a su juicio, incurre EE UU al reducir su ayuda al país andino cuando éste está cumpliendo sus metas de lucha antinarcotráfico.

El presidente Banzer se vio obligado a dar, en la conferencia de prensa, una explicación sobre "la plata que se llevaron los españoles y que ahora volvía", y que algunos interpretaron como una devolución de capitales expoliados. Banzer, un veterano de la política, les sacó rápidamente de dudas. "Lo único que apunté con humor es que "la plata que se llevaron los españoles de Potosí, está volviendo en pesetas". La frase, añadió, respondía a su "entusiasmo" al conocer el monto de la ayuda española, superior a lo que un principio creía.

El presidente del Gobierno hizo una sorprendente confidencia ante el pleno del Ayuntamiento de La Paz, donde le entregaron las llaves de oro de la ciudad y el título de visitante ilustre: su deseo de ser alcalde. Con palabras improvisadas y en un tono coloquial, dijo que no quería dar más detalles sobre sus planes municipales, para no ser bombardeado al día siguiente por la prensa española. "Es una espina que tengo clavada", dijo.

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Aznar hablará hoy ante el Parlamento boliviano antes de seguir viaje a Uruguay, segunda escala de su gira que concluirá el fin de semana en Chile.

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