Cartas al director

No hay nada que vender

Cualquier persona sabe que hay diversas formas de vender un producto. La combinación de las características del artículo, la psicología del vendedor y el método empleado para la venta es la que condiciona la posible compra. Pero hay ocasiones en las que el producto no es vendible por los motivos que sea, y entonces depende de la profesionalidad del vendedor o de su falta de escrúpulos para comercializarlo. Un profesional que tuviera libertad de elección es probable que no aceptara vender un mal producto; pero si no le queda más remedio o, sencillamente, es un mal vendedor, tendría que buscar u...

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Cualquier persona sabe que hay diversas formas de vender un producto. La combinación de las características del artículo, la psicología del vendedor y el método empleado para la venta es la que condiciona la posible compra. Pero hay ocasiones en las que el producto no es vendible por los motivos que sea, y entonces depende de la profesionalidad del vendedor o de su falta de escrúpulos para comercializarlo. Un profesional que tuviera libertad de elección es probable que no aceptara vender un mal producto; pero si no le queda más remedio o, sencillamente, es un mal vendedor, tendría que buscar un método que le pudiera proporcionar algún resultado positivo. Una posibilidad sería mentir, y otra muy socorrida es hablar mal de la competencia: como no puedo hablar bien de mi producto, me cebo con los defectos de los demás.Esto es lo que empiezo a sospechar que le está ocurriendo a este Gobierno. Va a hacer dos años que ganó las elecciones, y todavía hoy, de cada dos palabras que dice, una es para hablar mal de sus antecesores, los socialistas; si éstos le critican algo, peor lo hicieron ellos cuando gobernaban. Aparte del eslogan España va bien, el Gobierno y el partido que lo sustenta todavía no nos han vendido por sus bon-

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dades nada de nada, todo ha sido por comparación. Salvo algún golpe de ego por parte del señor Aznar, como cuando dijo que "el milagro económico era él", lo normal es que se crezcan en la medida en que humillan, acusan o desprecian a sus adversarios. Y entonces uno se pregunta: ¿por qué están todo el tiempo hablan do tan mal de la competencia (socialistas)? ¿No será que su producto (eliminación lenta pero sistemática del Estado de bienestar) no es vendible?- .

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