Solución
Leí en el periódico local Barrio de Salamanca una entrevista con el concejal de Circulación, José Ignacio Echeverría, sobre la "solución" tomada por este señor -y el partido político al que pertenece- con el problema del aparcamiento en dicho barrio.Y dice, con chulería manifiesta: "El señor que no tenga plaza de garaje no va a poder aparcar en la calle", sólo le ha faltado finalizar con la muletilla "porque yo lo digo".
Así que las personas que tienen la desgracia de no tener plaza de garaje, ni posibilidad de acceder a ella (una plaza en un aparcamiento de residentes -que es la...
Leí en el periódico local Barrio de Salamanca una entrevista con el concejal de Circulación, José Ignacio Echeverría, sobre la "solución" tomada por este señor -y el partido político al que pertenece- con el problema del aparcamiento en dicho barrio.Y dice, con chulería manifiesta: "El señor que no tenga plaza de garaje no va a poder aparcar en la calle", sólo le ha faltado finalizar con la muletilla "porque yo lo digo".
Así que las personas que tienen la desgracia de no tener plaza de garaje, ni posibilidad de acceder a ella (una plaza en un aparcamiento de residentes -que es la más económica- cuesta entre dos y tres millones de pesetas) y que viven en el obsoleto barrio de Salamanca, no tiene más remedio que vender su coche o esperar que todos los días lo empapelen de multas o se lo lleve la grúa. No contento, afirma que "no se puede dejar el coche durante horas por la cara".
Es decir, que todo madrileño que viva en una zona de ORA está estafando al Ayuntamiento y tiene un "morro" impresionante por no pagar los dos millones que le costaría aparcar en condiciones.
Si además comprobamos que en un barrio como el de Salamanca el término medio de los residentes son pensionistas, menuda cara dura han tenido durante tantos años en aparcar, después de dar mil vueltas y gastar litros de gasolina en el intento.
Para que quede claro, el señor Echevarría dice que "defiende la libertad del madrileño en la elección del medio de transporte que desee", es decir, que independientemente de que un señor utilice o no los transportes públicos no puede aparcar en su propia calle, a menos que tenga un garaje.
Así, el señor que vive de toda la vida en un barrio del centro de Madrid, en una pobre casa -las más de las veces-, con un cochecito de hace 6 ó 10 años, se ve ahora obligado, por la política del Ayuntamiento madrileño, a comprar una plaza de garaje que triplica o cuadruplica el valor de su coche.
A eso sí que se le llama libertad de elección, señor Echevarría.-