Marta Dominguez, tercera

Marta Domínguez actuó con sensatez en una carrera que estaba determinada por la presencia de la rumana Gabriela Szabo y la portuguesa Fernanda Ribeiro, dos estrellas en las pruebas de fondo. Sobre la vencedora no había dudas: sería Szabo. Su dominio en los 3.000 metros es incuestionable. Liviana, con su altísima frecuencia de zancada y el incesante movimiento de sus brazos -en plan marchadora-, Szabo maneja todo el repertorio de la distancia. Si la prueba sale táctica, ganará con su explosivo final. Si la carrera es veloz, más de lo mismo: aguanta todo.

Tanto Szabo como Ribeiro dier...

Marta Domínguez actuó con sensatez en una carrera que estaba determinada por la presencia de la rumana Gabriela Szabo y la portuguesa Fernanda Ribeiro, dos estrellas en las pruebas de fondo. Sobre la vencedora no había dudas: sería Szabo. Su dominio en los 3.000 metros es incuestionable. Liviana, con su altísima frecuencia de zancada y el incesante movimiento de sus brazos -en plan marchadora-, Szabo maneja todo el repertorio de la distancia. Si la prueba sale táctica, ganará con su explosivo final. Si la carrera es veloz, más de lo mismo: aguanta todo.

Tanto Szabo como Ribeiro dieron ventaja a sus rivales con una caída en los primeros metros de la carrera. Rodaron por el suelo junto a la española Petite, pero su reacción fue instantánea. Reingresaron en el grupo, se colocaron en cabeza, se distanciaron y dijeron que allí no había posibilidad para ninguna otra. Las demás jugaron otro partido. Lo ganó Marta Domínguez. "Sabía que el triunfo era imposible. Frente a Szabo y Ribeiro no tenía ninguna opción. Mi carrera era otra", declaró la atleta española. Su única preocupación fue mantener el status quo en su grupo y esperar su oportunidad. Su ataque fue contundente y preciso, perfecto para conseguir el tercer puesto. Las dos primeras posiciones estaban escritas: Szabo se escapó con una facilidad pasmosa y venció a Ribeiro.