ETA coloca una bomba junto a la sede del PP en Santander horas antes de una reunión de 80 jóvenes

La policía hizo estallar en la madrugada de ayer una bomba colocada por ETA junto a la sede del PP en Santander, donde unas horas más tarde 80 jóvenes de Nuevas Generaciones tenían previsto celebrar un seminario. El artefacto, una olla cargada con de cloratita y un temporizador, se encontraba en el interior de una bolsa que despertó las sospechas de dos dirigentes del partido. Avisada la policía y acordonada la zona, los TEDAX -servicio policial de desactivación de explosivos- hicieron estallar el artefacto, que causó numerosos desperfectos en los locales comerciales del hotel Santemar y en 21...

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La policía hizo estallar en la madrugada de ayer una bomba colocada por ETA junto a la sede del PP en Santander, donde unas horas más tarde 80 jóvenes de Nuevas Generaciones tenían previsto celebrar un seminario. El artefacto, una olla cargada con de cloratita y un temporizador, se encontraba en el interior de una bolsa que despertó las sospechas de dos dirigentes del partido. Avisada la policía y acordonada la zona, los TEDAX -servicio policial de desactivación de explosivos- hicieron estallar el artefacto, que causó numerosos desperfectos en los locales comerciales del hotel Santemar y en 21 vehículos. "Será nuestra generación la que acabe con ETA" manifestó el presidente de Nuevas Generaciones, Juan Manuel Moreno. El PP, principal objetivo de la banda en los últimos meses, recibió ayer la solidaridad de todas las fuerzas democráticas.

A las 0.30, dos militantes del PP que se disponían a entrar en las instalaciones del partido, situadas en un edificio de tres plantas anexo al hotel Santemar, en pleno Sardinero, descubrieron en el suelo una bolsa de deportes que les infundió sospechas. Durante las horas precedentes, decenas de jóvenes del partido, que celebraban este fin de semana una convención nacional en Santander, habían entrado y salido varias veces del local para recoger documentación y recuperar sus prendas de abrigo antes de acudir a cenar a un restaurante de la zona. La dirección del hotel, un edificio de diez plantas, no consideró necesario alterar el descanso de sus 250 huéspedes, pero dos centenares de personas reunidas en la discoteca fueron invitadas por la policía a ganar la calle.Después de confirmar que se trataba de un explosivo, los agentes encargados de la desactivación pensaron en un principio trasladarlo hasta la playa, a unos 200 metros. Pero, según explicó el delegado del Gobierno, Alberto Cuartas, se descartó esa opción por peligrosa y se optó por provocar la explosión en plena calle, a sólo 30 metros del hotel y de las oficinas del partido.

Destrozos

A las 3.30, el estruendo originado por la deflagración se oyó a gran distancia del Sardinero. La bomba produjo grandes destrozos a cuatro automóviles y rotura de los cristales de otros 17. Los daños se hicieron notar en los edificios en un radio de 100 metros. Disipada la pequeña nube de polvo provocada por la explosión, el presidente de Cantabria, José Joaquín Martínez Sieso y el del Partido Popular regional y alcalde de Santander, Gonzalo Piñeiro, accedieron a la sede del partido. Eran las cuatro de la madrugada cuando atravesaron la puerta de acceso casi destrozada y encontraron las aparatosas huellas de la bomba en el despacho del coordinador territorial y en las oficinas de administración y recepción. El despacho del presidente Piñeiro tenía los dos grandes ventanales hechos añicos. ETA había puesto la bomba dos metros más abajo. Puertas y escaparates de tres tiendas ubicadas al mismo nivel de la calle y contiguas a la sede del PP quedaron convertidas en un montón de vidrios rotos.Piñeiro informó de lo ocurrido al vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos. Una de las primeras personalidades que tuvo conocimiento de la explosión fue la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, quien -según ella misma explicó- se encontraba durmiendo en su casa, a unos 60 metros de la sede del PP. La ministra acudió por la mañana a reconfortar a sus jóvenes compañeros, si bien su reacción -desvelando públicamente la ubicación de su casa- molestó a los responsables de la lucha antiterrorista, que no consideran adecudado ofrecer pistas de ese calibre a ETA.

El delegado del Gobierno, Alberto Cuartas, dijo que cualquier hipótesis es válida para ser aplicada a este atentado frustrado. A su juicio, ETA puede tener en Cantabria un comando estable como ocurrió en 1992 a raíz del sangriento estallido de un coche bomba que costó en Santander la vida a tres civiles y muy graves heridas a varios agentes de policía. Aunque la banda terrorista puede también escoger un procedimiento menos complicado y de inferior riesgo: desplazarse desde Vizcaya y perpetrar los atentados en Santander tras un viaje de menos de una hora.

La alarma en Santander se prolongó por la tarde durante varias horas. A las cinco, la policía encontró en las cercanías del restaurante New Ferry, en la- estación marítima, una mochila similar a la que contenía la bomba, que le infundió sospechas. Los agentes utilizaron un robot de desactivación y un perro adiestrado en detección de explosivos y, tras aplicar a la mochila dos cebos, comprobaron que era una falsa alarma. La de ayer es la acción número 22 de las perpetradas por ETA en esta comunidad desde 1969.

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Por otra parte, a las 21.40 horas de ayer un artefacto de escasa potencia estalló en las cocheras de mantenimiento de Renfe de Irún (Guipúzcoa). La explosión no causó daños ni provocó interrupciones en el servicio ferroviario, ya que se produjo en un área de vías muertas.

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