"Otra estupidez"

"Lo sabíamos: tarde o temprano los británicos tenían que cometer otra estupidez" dijo con mal disimulado resentimiento uno de los asiduos clientes del Celtic Bar, el punto de encuentro de los veteranos de Falls Road, bastión nacionalista de Belfast. Fuera hay pintadas en favor del IRA. Las ventanas acaban de ser cubiertas con planchas de hierro de pulgada y media (3,81 centímetros) de grosor. "Hay que tomar precauciones" dice el dueño del bar, un cuarentón llamado Joe que, entre faena y faena, echa vistazos a las dos pequeñas pantallas de televisión de circuito cerrado antes de apretar el timb...

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"Lo sabíamos: tarde o temprano los británicos tenían que cometer otra estupidez" dijo con mal disimulado resentimiento uno de los asiduos clientes del Celtic Bar, el punto de encuentro de los veteranos de Falls Road, bastión nacionalista de Belfast. Fuera hay pintadas en favor del IRA. Las ventanas acaban de ser cubiertas con planchas de hierro de pulgada y media (3,81 centímetros) de grosor. "Hay que tomar precauciones" dice el dueño del bar, un cuarentón llamado Joe que, entre faena y faena, echa vistazos a las dos pequeñas pantallas de televisión de circuito cerrado antes de apretar el timbre que abre una puerta blindada con un gran cerrojo eléctrico. Tal es el clima de tensión en Belfast a raíz de la última crisis que han comenzado a aparecer jóvenes en los autobuses que transportan a escolares de colegios primarios católicos.

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