Las primeras seis familias chabolistas de Cañada Real están ya realojadas

Para seis familias chabolistas, el insalubre poblado de la Cañada Real, considerado "intolerable" por el Consejo de Europa, es ya un recuerdo. El Ayuntamiento de Madrid, que las llevó allí hace cuatro años desde el Camino de los Toros (San Blas), cumplió ayer por fin su promesa de trasladarlas a pisos dignos.

Pero en el, poblado quedan otras treinta familias, y el gobierno municipal sólo se siente comprometido con las seis que ya ha realojado y otras cinco más que tendrán una vivienda social en marzo. El consistorio considera que el resto llegó allí al olor de las sardinas pa...

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Para seis familias chabolistas, el insalubre poblado de la Cañada Real, considerado "intolerable" por el Consejo de Europa, es ya un recuerdo. El Ayuntamiento de Madrid, que las llevó allí hace cuatro años desde el Camino de los Toros (San Blas), cumplió ayer por fin su promesa de trasladarlas a pisos dignos.

Pero en el, poblado quedan otras treinta familias, y el gobierno municipal sólo se siente comprometido con las seis que ya ha realojado y otras cinco más que tendrán una vivienda social en marzo. El consistorio considera que el resto llegó allí al olor de las sardinas para ver si les concedían vivienda o tras vender un piso público. Hay, además, 30 casetas que, según el Ayuntamiento, sólo están habitadas a temporadas.

Dolores Amador, de 35 años, llenó ayer varias bolsas de plástico con sus escasas pertenencias y las de su marido y sus tres hijos menores. Con ellas en la baca de su modesto coche se trasladaron a su nuevo hogar: un pequeño piso en una colonia vallecana de viviendas municipales.

"Prefería un piso pequeño, porque así sólo tengo que pagar 3.000 pesetas mensuales de renta. Mi marido y yo vendemos fruta y café por las calles, y la cosa no da para muchas alegrías", añade.

"Nosotros nunca vivimos en chabola hasta que en 1991 mi suegra nos echó de su casa y nos levantamos una caseta en el antiguo Camino de los Toros", asegura. "El Ayuntamiento nos obligó a marcharnos de allí y nos dejaron en medio del campo y sin más agua que la de una fuente. Ahora, por fin, cumplen lo prometido", concluye.

Los que ayer hicieron la mudanza se marcharon contentos a pisos sociales de alquiler, y sus casetas fueron derribadas. Pero entre los que allí han quedado se entremezcla la alegría de ver que el poblado, vecino del vertedero y la incineradora de Valdemingómez comienza a desmantelarse y cierto sentimiento de agravio.

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"Del Camino de los Toros vinimos 38 familias, y no 22, como dice el Ayuntamiento, y los que han llegado después será porque no tienen casa, así que también necesitan ayuda", se quejan los chabolistas que se han quedado en la Cañada Real.

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