Las ideas de Aznar

Felipe González menciona en la entrevista con el director de EL PAÍS un artículo escrito por José María Aznar en 1979. Se publicó en Nueva Rioja el 23 de febrero de ese año, una semana antes de las elecciones generales. Bajo el título La lección de la historia, Aznar, entonces militante de Alianza Popular, incluía estos párrafos: "Ocurre, sin embargo, que en las próximas elecciones nos jugamos mucho más que el nombre del futuro presidente del Gobierno. Tal como está redactada la Constitución, los españoles no sabemos si nuestra economía va a ser de libre: mercado o, por el contrario, va a desl...

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Felipe González menciona en la entrevista con el director de EL PAÍS un artículo escrito por José María Aznar en 1979. Se publicó en Nueva Rioja el 23 de febrero de ese año, una semana antes de las elecciones generales. Bajo el título La lección de la historia, Aznar, entonces militante de Alianza Popular, incluía estos párrafos: "Ocurre, sin embargo, que en las próximas elecciones nos jugamos mucho más que el nombre del futuro presidente del Gobierno. Tal como está redactada la Constitución, los españoles no sabemos si nuestra economía va a ser de libre: mercado o, por el contrario, va a deslizarse por peligrosas pendientes estratificadoras y socializantes; si vamos a poder escoger libremente la enseñanza que queremos dar a nuestros hijos o nos encaminamos hacia la escuela única; si el derecho a la vida va a ser eficazmente protegido, si el desarrollo de las autonomías va a realizarse con criterios de unidad y solidaridad o prevalecerán las tendencias gravemente disolventes agazapadas en el término nacionalidades, y así un sinfín de trascendentales temas, cuyo desarrollo dependerá del equilibrio de fuerzas políticas que surja el próximo día primero de marzo. En determinadas ocasiones, la abstención puede estar justificada. Incluso dar el caso de una abstención beligerante como en el pasado referéndum constitucional. En estas elecciones la abstención puede resultar catastrófica para la democracia y para la sociedad española entera y verdadera. Piénsese en las elecciones de febrero de 1936, que con un índice de abstención del 30% propiciaron lo que más tarde se llamó "la primavera trágica", que no fue, a su vez, sino el preludio de una gran tragedia nacional. Piensen aquellos que se sienten atraídos por ideales nuevos, y por soluciones moderadas y reformistas, en los demócratas cristianos chilenos descansando en Viña del Mar mientras la izquierda, como por otra parte nunca dejó de hacer, votaba en masa y aupaba al poder a Salvador Allende. ¡Cuántas desventuras podría haberse ahorrado el pueblo chileno si en aquella ocasión quienes no lo hicieron hubiesen cumplido con su deber!".

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