Tribuna:VISTO / OÍDO

Brecht, Stalin y el comunismo

Es el centenario de Brecht y sus antiguos camaradas aprovechan para descalificarle: era comunista cuando Stalin mataba. Y ellos. Brecht escapó de los crímenes de Hitler porque además de comunista era alemán judío: tres abominaciones. Se refugió en Estados Unidos, y Truman arrojó las dos bombas atómicas sobre Japón. Los Estados de este siglo han producido 125 millones de muertos hasta la anterior guerra del Golfo, que sólo añadió 50.000 iraquíes (fuente: Modern Times, Paul Jonhson, Haper Collins, Nueva York). Me siento incómodo cuando se cuentan los crímenes de Stalin. No fueron sólo de él, sin...

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Es el centenario de Brecht y sus antiguos camaradas aprovechan para descalificarle: era comunista cuando Stalin mataba. Y ellos. Brecht escapó de los crímenes de Hitler porque además de comunista era alemán judío: tres abominaciones. Se refugió en Estados Unidos, y Truman arrojó las dos bombas atómicas sobre Japón. Los Estados de este siglo han producido 125 millones de muertos hasta la anterior guerra del Golfo, que sólo añadió 50.000 iraquíes (fuente: Modern Times, Paul Jonhson, Haper Collins, Nueva York). Me siento incómodo cuando se cuentan los crímenes de Stalin. No fueron sólo de él, sino de un sistema, de un poder: de un Estado. Con otro estilo. Nixon mandó arrojar sobre Hanoi en un solo día tantos explosivos convencionales como en toda la guerra mundial. No comparo. Es peor matar a conciudadanos por sus ideologías que a vietnamitas por comunistas, o sea, tan criminales como Stalin. Me siento incómodo porque todavía se asimile Stalin y el Estado soviético al comunismo. Los neofascistas hacen una distinción: cuando quieren perder a alguien le llaman estalinista para asimilarle a un sistema criminal y no a una ideología de liberación. La de Brecht. Su escritura está contra la explotación del hombre por el hombre y por la creación de miseria por el acaparamiento de la riqueza. Ni una sola línea suya es criminal. Su teatro, sus cuentos, sus poemas, tienen una economía de lenguaje que ahorra cualquier palabra que no vaya dirigida a esa liberación. El comunista creía en lo que burlonamente se llama intento de crear el paraíso en la Tierra. Más estúpido es crearlo después de esta vida. Y más criminal: acepta la pobreza como una bienaventuranza hacia el cielo. A veces, con huríes: un gran prostíbulo.Me es grato rendir tributo a Brecht, y a millones de verdaderos comunistas del mundo asesinados por serlo, en el 16 de febrero. En el aniversario de las elecciones españolas de 1936 que ganó el Frente Popular. El nuevo Estado se alzó contra ello, produjo una guerra, y la ganó. Un millón de muertos -según Gironella- para sumar a los crímenes de Estado del siglo. Aun después de la guerra, el Estado mató cincuenta mil personas: comunistas, anarquistas, republicanos, masones "y demás ralea", como escribió Baroja: recordado con más cariño que Brecht. Los historiadores discuten la cifra: serían algunos menos.

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