Sin permiso para cambiar de uso

El arquitecto Luis Gutiérrez Soto construyó este cine en 1926 ateniéndose a los dictados de los estilos clasicistas y art déco. Poco ha cambiado desde entonces esta sala, según cuenta un empleado que trabaja en ella desde hace 30 años. Se acuerda este trabajador de cuando las entradas costaban 70 pesetas. Y recuerda también la película que batió todos los récords en este cine: fue El expreso de medianoche, que se mantuvo en la cartelera durante dos años a finales de los setenta. Cuenta también qué en los intermedios se subía a tomar el té a un salón que había arriba.El actual propietario (pref...

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El arquitecto Luis Gutiérrez Soto construyó este cine en 1926 ateniéndose a los dictados de los estilos clasicistas y art déco. Poco ha cambiado desde entonces esta sala, según cuenta un empleado que trabaja en ella desde hace 30 años. Se acuerda este trabajador de cuando las entradas costaban 70 pesetas. Y recuerda también la película que batió todos los récords en este cine: fue El expreso de medianoche, que se mantuvo en la cartelera durante dos años a finales de los setenta. Cuenta también qué en los intermedios se subía a tomar el té a un salón que había arriba.El actual propietario (prefiere mantenerse en el anonimato), que ha heredado este cine para 1.101 espectadores de su abuelo, planteó el cambio de uso en las alegaciones al Plan General. Se lo denegaron. Ahora quiere convertir los bajos, donde está la discoteca Xenon, en dos nuevas salas.

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