Cartas al director

Prácticas incívicas

No entiendo cómo sigue siendo habitual en Madrid, ciudad caracterizada por la civilidad de sus habitantes, la práctica que se observa a diario en cualquier calle.La escena es como sigue: se abren las contraventanas de un balcón; generalmente una mujer, de edad madura, otea el horizonte inmediato; acto seguido, saca una gran alfombra; al poco, comienza a sacudirla sobre la calle, sin importarle nada lo que hace.

La alfombra vierte sobre la calle todo el polvo y los fragmentos de suciedad que alberga. Inmediatamente después de acabar con la tarea, la protagonista de esta agresión a los de...

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No entiendo cómo sigue siendo habitual en Madrid, ciudad caracterizada por la civilidad de sus habitantes, la práctica que se observa a diario en cualquier calle.La escena es como sigue: se abren las contraventanas de un balcón; generalmente una mujer, de edad madura, otea el horizonte inmediato; acto seguido, saca una gran alfombra; al poco, comienza a sacudirla sobre la calle, sin importarle nada lo que hace.

La alfombra vierte sobre la calle todo el polvo y los fragmentos de suciedad que alberga. Inmediatamente después de acabar con la tarea, la protagonista de esta agresión a los demás cierra las ventanas y se pone a otra cosa. A mi juicio, resulta inadmisible este hecho repetido hasta la saciedad en Madrid. Pero nadie hace nada por evitarlo. Nunca ví multar a ninguna persona por hacer esto.

Otra práctica infame, asimismo repetida hasta la saciedad, consiste en la costumbre de numerosos taxistas de detener su automóvil dondequiera que les place, con algo de reserva, desde luego, pero en cualquier sitio, abrir la puerta delantera del vehículo y ponerse, directamente, a orinar sobre el asfalto.

Las gentes que practican tales actividades agreden de una forma bochornosa al resto de los ciudadanos y dan una imagen pésima de Madrid. Rogaría a los que las practican que se pusieran a pensar si los demás ciudadanos hicieran cosas semejantes en sus respectivos trabajos.

Confío en que mi petición sea atendida y, si no, deseo fervientemente que las autoridades tomen medidas, multando a los que afean la ciudad con semejantes prácticas. -

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