Detenido por narcotráfico un preso de los GRAPO al que se concedió el tercer grado
José Carlos Comesaña Costas, un histórico miembro de los GRAPO que cumplía condena carcelaria en régimen de tercer grado (acudir a prisión sólo por la noche), fue detenido el pasado martes en Ourense cuando transportaba en una furgoneta nueve kilos de hachís. Junto a Comesaña viajaba José Antonio Fernández Caride, propietario de una pescadería de esa ciudad en la que fueron hallados otros 17 kilos de esa sustancia y casi uno de cocaína, así como una pistola.Comesaña, vigués, de 39 años, cumplía pena por secuestro y tenencia ilícita de armas en la cárcel orensana de Pereiro de Aguiar. Tras obte...
José Carlos Comesaña Costas, un histórico miembro de los GRAPO que cumplía condena carcelaria en régimen de tercer grado (acudir a prisión sólo por la noche), fue detenido el pasado martes en Ourense cuando transportaba en una furgoneta nueve kilos de hachís. Junto a Comesaña viajaba José Antonio Fernández Caride, propietario de una pescadería de esa ciudad en la que fueron hallados otros 17 kilos de esa sustancia y casi uno de cocaína, así como una pistola.Comesaña, vigués, de 39 años, cumplía pena por secuestro y tenencia ilícita de armas en la cárcel orensana de Pereiro de Aguiar. Tras obtener el tercer grado, parecía haber rehecho su vida. Encontró trabajo en una clínica de tratamiento capilar, compartía piso en Ourense con su pareja y nunca había dado que hablar a los vecinos.
Desde hace tiempo, sin embargo, la Guardia Civil venía siguiendo los pasos a Fernández Caride, también de 39 años, sospechoso de dedicarse al narcotráfico. Agentes del instituto armado montaron el martes un control a la salida de Ourense, en la carretera de Santiago. Dentro dé una furgoneta de su negocio, en la que viajaban él mismo y el grapo, fueron halladas 18 bolsas que guardaban medio kilo de hachís cada una.
La Subdelegación del Gobierno descartó que la presunta actividad delictiva de Comesaña esté vinculada a su antigua pertenencia al grupo terrorista. La impresión de las autoridades es que el recluso había roto todos los lazos con los GRAPO y se dedicaba por su cuenta al tráfico de hachís aprovechando los permisos carcelarios que disfrutaba desde agosto.