La manifestación antifascista se convirtió en una marcha por la insumisión y la 'okupación'

La marcha antifascista convocada por grupos radicales de izquierda reunió ayer en el centro de Madrid a 3.000 personas. No hubo incidentes de gravedad ni enfrentamientos con la policía. Al final, ya en la plaza de Tirso de Molína, se quemó una bandera de la época franquista y otra republicana. También surgieron gritos de apoyo a. ETA, que causaron una riña entre los manifestantes. Con todo, las proclamas a favor de los okupas y la insumisión se convirtieron en protagonistas de la marcha. Una portavoz encapuchada pidió acciones contundentes contra el fascismo.

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La marcha antifascista convocada por grupos radicales de izquierda reunió ayer en el centro de Madrid a 3.000 personas. No hubo incidentes de gravedad ni enfrentamientos con la policía. Al final, ya en la plaza de Tirso de Molína, se quemó una bandera de la época franquista y otra republicana. También surgieron gritos de apoyo a. ETA, que causaron una riña entre los manifestantes. Con todo, las proclamas a favor de los okupas y la insumisión se convirtieron en protagonistas de la marcha. Una portavoz encapuchada pidió acciones contundentes contra el fascismo.

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La manifestación estaba convocada a mediodía en la glorieta de Atocha. Grupos de jóvenes con cazadoras y verdugos negros se concentraban a esa hora en la plaza convocados por la Coordinadora de Colectivos de Lucha Autónoma. Varias pancartas encabezaban la marcha: "Contra el fascismo y la represión. Movilización", "Ayer, cámaras de gas; hoy, cárceles y pateras". Detrás aparecían más lemas: "Fascistas, racistas, la compañía del capitalista".Entre el pelotón de manifestantes se izaban banderas comunistas y anarquistas. Jóvenes con fulares fumaban canutos y otros bebían litronas. Muchos de los concentrados lucían un chaleco negro contra la ley de videovigilancia que quiere poner en marcha el Gobierno. Varios furgones de la Unidad de Intervención Policial vigilaban a los manifestantes desde la cuesta de Moyano.

Antes de comenzar la marcha se desató un momento de tensión cuando se vio a lo lejos un coche con una bandera de España con el escudo preconstitucional. El vehículo subía en dirección al paseo de la Castellana. Algunos radicales increparon al turismo y otros corrieron hacia el coche en actitud agresiva.

La marcha arrancó a las 12.30. Los 5.000 participantes, según los promotores -3.000 para la Policía Municipal y 2.000 para la Delegación. del Gobierno-, se pararon frente al número 55 de la calle de Atocha. Allí, entre aplausos, depositaron un manojo de claveles rojos en el edificio en el que fue asesinado un grupo de abogados laboralistas por ultras.

En el camino se corearon los gritos clásicos: "Vosotros, fascistas, sois los terroristas" y "No pasarán". Hubo gritos contra los medios de comunicación y un recuerdo para Fernando Bertolá, el estudiante asesinado de una puñalada en Majadahonda; también para Kike, un insumiso que murió en la cárcel de Torrero (Zaragoza), y para Rafael Bulari, un joven encarcelado por defender la insumisión.

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En esta ocasión, sin embargo, no hubo referencias al Gobierno actual ni a Aznar. Tampoco hacia el PSOE o Felipe González.

Los manifestantes tardaron una hora y media en llegar al final de la marcha, en la plaza de Tirso de Molina, muy cerca del Rastro.

Al término del acto, una portavoz de los grupos radicales leyó un comunicado en nombre de las 22 organizaciones convocantes. "El fascismo nos toca a todos de una forma directa en el día a día", enunció a través de la megafonía. "Aunque su cara más atroz está formada por las numerosas agresiones que llevan a cabo grupos de extrema derecha, nazis y la policía", prosiguió. El atropellado discurso. concluyó con críticas a instituciones, clubes de fútbol y multinacionales "que sustentan económicamente a organizaciones fascistas".

La multitud aclamó las consignas a favor de las okupaciones: "Os recuerdo que han desalojado a unos compañeros y que detrás de un desalojo siempre hay una nueva okupación, gritó por la megafonía un manifestante. Los antifascistas estaban satisfechos con el resultado de la manifestación: "Se ha demostrado que el 20 de noviembre, en Madrid, la calle es antifascista". La marcha se disgregó con la música de Las Grecas y gritos de apoyo al movimiento okupa. Al final se quemó una bandera preconstitucional y una bandera republicana, lo que originó una riña entre varios manifestantes. También surgieron algunas voces de apoyo a ETA, que desembocaron en enfrentamientos verbales entre varios grupos de radicales.

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