TRAGEDIA EN MELILLA

El reventón de un depósito de agua agrietado arrasa Melilla y causa nueve muertos y 41 heridos

Uno de los dos depósitos de agua situados en el barrio de Cabrerizas, en la parte alta de Melilla, reventó ayer a las 11.45 de la mañana. Unos 25.000 metros cúbicos de agua que contenía se precipitaron en avalancha, dejando nueve muertos, 41 heridos, e innumerables destrozos en casas y comercios de la ciudad. El depósito que reventó había sufrido filtraciones el año pasado, según el presidente, de la ciudad, Ignacio Velázquez. Esta obra tenía que haber sido entregada el año pasado a la Confederación Hidrográfica del Sur (CHS), "aunque se detectaron algunos problemas en su conservación y se hab...

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Uno de los dos depósitos de agua situados en el barrio de Cabrerizas, en la parte alta de Melilla, reventó ayer a las 11.45 de la mañana. Unos 25.000 metros cúbicos de agua que contenía se precipitaron en avalancha, dejando nueve muertos, 41 heridos, e innumerables destrozos en casas y comercios de la ciudad. El depósito que reventó había sufrido filtraciones el año pasado, según el presidente, de la ciudad, Ignacio Velázquez. Esta obra tenía que haber sido entregada el año pasado a la Confederación Hidrográfica del Sur (CHS), "aunque se detectaron algunos problemas en su conservación y se habían producido algunas filtraciones al hacer las primeras cargas que incluso habían afectado al polvorín militar", según, Velázquez.

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Los depósitos, construidos por Fomento de Construcciones y Contratas, estaban destinados a aprovisionar de agua a la ciudad en caso de sequía. Aún estaban en periodo de prueba "para ver si podían soportar o no la presión del agua". Cada uno de ellos tenía capacidad para 25.000 metros cúbicos, pero sólo uno de ellos, el que reventó, estaba lleno.Todo apunta a un fallo en la estructura del depósito, cuyo muro medía 25 centímetros de grosor. El tanque ya había sido parcheado hace meses por haberse descubierto filtraciones, pero nadie ordenó detener el llenado.

El alcalde presidente de Melilla, Ignacio Velázquez, reconoció que la obra no estaba recepcionada porque se habían detectado fallos en la estructura de los tanques hace un año. En los últimos días, además, se habían observado filtraciones, pero nadie reaccionó y sobrevino la catástrofe.

La obra estuvo bajo sospecha desde que se inició hace cinco años. La Unión del Pueblo Melillense (UPM), un partido que tiene el 10% de representación en el Pleno, había tenido noticia de los problemas surgidos y había pedido al equipo de Gobierno que informara por qué no se recepcionaba. No recibió respuesta.

En el debate sobre el Estado de la ciudad, Juan José Imbroda, portavoz de la UPM, preguntó inútilmente a Velázquez qué pasaba con los depósitos porque la obra llevaba terminada cuatro años y no se recepcionaba. Ahora, Imbroda tiene más preguntas. "Cuando oigo a los responsables políticos decir que había dudas sobre la obra", dice, "no entiendo cómo permitieron que se llenara". Imbroda ha anunciado que pedirá una comisión de investigación.

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"Sé que todo ocurrió a las 11.45 exactamente porque miré el reloj", cuenta Nadia, de 19 años, una vecina de Cabrerizas, que contempló el reventón desde su terraza. "Sentí una vibración enorme y salí al balcón. Era el agua. Le dije a mi padre: 'Mira, papá, el río. Y mi padre me dijo: "¿qué río?". Era una riada". La riada buscó el cauce de un arroyo seco que discurría hacia la parte baja de la ciudad, hacia el barrio de El Polígono, cercano al puerto, y fue arrasando lo que encontró a su paso.

Lo primero que encontró fueron las viviendas Averroes, una colonia de casas sociales. El agua rompió muros, puertas y ventanas, y se llevó todo el primer piso, incluidos los pilares. Afortunadamente había poca gente en las casas, pero el agua se llevó a Sonia Ana González Alba, embarazada de ocho meses, y a sus dos hijos Antonio y Sonia Santiago González. 30 familias de Averroes fueron desalojadas y trasladadas a dependencias municipales.

Al salir de Averroes, la riada llevaba ya muebles, coches y escombros. Toda aquella masa fue a estrellarse contra el barrio de El Polígono, otra zona humilde llena de comercios y de gente. "Aquí lo que apareció fue una torre de cuatro metros de altura en la que había agua y coches, gente que corría y gritaba, y en lo alto de toda la torre, una grúa municipal. Hasta un cadáver ví en la riada", relata Ana Martín, vecina del barrio.

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