Djalminha nunca había fallado un penalti

Djalminha vivió en el estadio de Riazor una tarde negra. No sólo escuchó silbidos del público, defraudado por el bajo rendimiento de quien se presumía como el sustituto de Rivaldo, sino que por primera vez en su carrera falló un penalti en un partido oficial, según relató él mismo a la conclusión.Djalminha trató de sorprender al veterano Navarro Montoya con un disparo alto hacia la derecha de la portería, pero la pelota se estrelló en el larguero.

El centrocampista brasileño ya había dado muestras en A Coruña de su habilidad para los lanzamientos desde el punto fatídico. Por dos veces l...

Djalminha vivió en el estadio de Riazor una tarde negra. No sólo escuchó silbidos del público, defraudado por el bajo rendimiento de quien se presumía como el sustituto de Rivaldo, sino que por primera vez en su carrera falló un penalti en un partido oficial, según relató él mismo a la conclusión.Djalminha trató de sorprender al veterano Navarro Montoya con un disparo alto hacia la derecha de la portería, pero la pelota se estrelló en el larguero.

El centrocampista brasileño ya había dado muestras en A Coruña de su habilidad para los lanzamientos desde el punto fatídico. Por dos veces logró transformar sendos penaltis al estilo Panenka: engañando al portero con una vaselina por el centro.

Nadie discute a Djalminha esa clase de alardes técnicos que prodiga en ocasiones durante los partidos. Pero el internacional brasileño se está ganando la enemiga de la afición coruñesa como pudo comprobarse ayer.

Su actitud indolente, su juego un tanto anárquico y su empeño por intentar la jugada individual exasperan a una afición que recuerda que el jugador costó 1.500 millones de pesetas.

Cuando el Barcelona le birló a Rivaldo al Deportivo de A Coruña en el inicio del campeonato de Liga, todos pensaban que Djalminha podría cargar con el peso del equipo. Pero hasta ahora está siendo más un problema que una solución para el equipo gallego.