Tribuna:VISTO / OÍDO

Otra vez el Golfo

Dijeron, cuando la guerra del Golfo, que Husein era un nuevo Hitler. Si lo hubiese sido, medio Mediterráneo sería suyo, los islámicos tendrían un nuevo Nasser, Israel no existiría, ni tampoco el más brutal Irán. Ser Hitler no es una cosa tan fácil. Hay millones y millones en el mundo, pero con cónyuges de ambas especies, capataces, gobernantes, algunos enseñantes, muchos alumnos; y los que antes eran reyezuelos en países desesperados y ahora son dictadorzuelos con Parlamento y falsos votos. Son nazis o fascistas -da igual: el efecto previo a la Segunda Guerra Mundial tenía matices diferenciado...

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Dijeron, cuando la guerra del Golfo, que Husein era un nuevo Hitler. Si lo hubiese sido, medio Mediterráneo sería suyo, los islámicos tendrían un nuevo Nasser, Israel no existiría, ni tampoco el más brutal Irán. Ser Hitler no es una cosa tan fácil. Hay millones y millones en el mundo, pero con cónyuges de ambas especies, capataces, gobernantes, algunos enseñantes, muchos alumnos; y los que antes eran reyezuelos en países desesperados y ahora son dictadorzuelos con Parlamento y falsos votos. Son nazis o fascistas -da igual: el efecto previo a la Segunda Guerra Mundial tenía matices diferenciadores ligeros- de pequeño ámbito. Son fieras darwinianas que triunfan sobre pocas personas. También es cierto que antes había más, cuando el fascismo o franquismo -repito lo de los matices- se propagaba de arriba abajo. Muchas personas no comprenden todavía por qué al nuevo Hitler -o a la encarnación del demonio, que también se dijo, y eso es más idiota aún- le dejó en su trono el Ejército expedicionario de Estados Unidos, que masacró civiles y militares entre la censura que impuso a la prensa (creían los militares que el Vietnam lo perdieron por la televisión; qué tontería, lo perdieron ellos con el fracaso de la "escalada" y su incapacidad logística frente a una sabiduría de su propio terreno que tuvieron los últimos rojos del mundo asiático) y castigó con un bloqueo a los iraquíes, que mueren todos los días de hambre y enfermedad por él. Son misterios de la historia. Otro misterio: que el propio dictadorzuelo, el hitlerillo, desafíe otra vez a Estados Unidos, bajo su disfraz de Naciones Unidas, expulsando a los interventores militares de su armamento. Si tuviera de verdad las armas de las que se le acusa, las habría empleado en su momento. Se decía entonces que tenía el tercer Ejército del mundo: era mentira.¿Por qué lo hace Sadam? ¿Es, de verdad, como a veces se dice, agente de, Estados Unidos? ¿Quiere darles un pretexto para reforzarles en la zona? ¿Es Israel, que ya sufrió unos malos balazos casi descargados y mal apuntados en aquella guerra, quien pretende el refuerzo que necesita ahora Netanyahu para tener una apariencia de razón? Misterios, profundos misterios, de los que se sabrá algo el siglo que viene. Si es que entonces ha ocurrido la nueva intervención militar ordenada por el Senado republicano y aprobada por el presidente pusilánime.

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