Un travestido preso en Soto exige que los cacheos se los haga una mujer

Un interno de la prisión de Soto del Real está desesperado. Tras 15 años entre rejas, el interno, que nunca ha ocultado su condición de travestido, ha presentado una angustiada queja ante los jueces de vigilancia penitenciaria de Madrid: quiere que los cacheos a los que es sometido periódicamente se los efectúen funcionarios del sexo femenino, y no del masculino como sucede ahora.Admite que los cacheos en las cárceles como medida de seguridad son legales, pero reclama, "por favor", que se los haga "una mujer". En una sobrecogedora carta enviada al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número...

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Un interno de la prisión de Soto del Real está desesperado. Tras 15 años entre rejas, el interno, que nunca ha ocultado su condición de travestido, ha presentado una angustiada queja ante los jueces de vigilancia penitenciaria de Madrid: quiere que los cacheos a los que es sometido periódicamente se los efectúen funcionarios del sexo femenino, y no del masculino como sucede ahora.Admite que los cacheos en las cárceles como medida de seguridad son legales, pero reclama, "por favor", que se los haga "una mujer". En una sobrecogedora carta enviada al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid, el interno explica con gran amargura: "Señoría, yo soy travestido. Me siento una mujer y no soporto que un hombre me cachee, que palme mis partes íntimas, el culo, los pechos (...). Esa acción me produce repugnacia, ansiedad y un estado de nervios que, por mucho que me esfuerce, no puedo controlar. Lo siento, señoría, pero psicológicamente me siento una mujer

Me encuentro tan mal", añade el interno, "que a veces, después de los muchos cacheos a los que me someten, llego a la celda y me echo a llorar (...). Siento una agonía tan tremenda que se lo cuento a la única amiga que he tenido, que murió hace años, y le ruego que me lleve con ella, pues ya no aguanto más".

Un informe médico de la prisión certifica que, este interno, aunque legalmente es un hombre, en el centro se comporta y viste como una mujer.

La petición de este preso (ser cacheado por una funcionaria) ha sido desestimada por el Juzgado de Vigilancia número 1. No obstante, el juzgado ha recordado que los cacheos deben respetar al máximo, como marca la ley, la dignidad de las personas. El interno, disconforme con esa mera recomendación judicial, ha presentado un, recurso. "Este asunto tiene difícil arreglo", asegura un experto judicial. "Fácilmente se puede dar el caso de que ninguna mujer, por muy funcionaria que sea, quiera cachearle: hay que tener en cuenta que este interno, aunque su apariencia sea la de una chica, conserva sus órganos genitales masculinos".

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