Matutes dice que en unas semanas puede nombrarse un embajador en La Habana

"Espero que en los próximos meses, por no decir en las próximas semanas" tengamos embajador en Cuba. Esta afirmación del ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, en la cena coloquio que sigió a una conferencia que pronunció en el club siglo XXI, fue matizada inmediatamente por el propio ministro al señalar que "la decisión de nombrar embajador en La Habana todavía no está tomada".

Esta aparente contradicción responde a las reticencias que existen en el seno del Gobierno de José María Aznar para normalizar las relaciones políticas con Cuba, tras la retirada del placet al embajad...

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"Espero que en los próximos meses, por no decir en las próximas semanas" tengamos embajador en Cuba. Esta afirmación del ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, en la cena coloquio que sigió a una conferencia que pronunció en el club siglo XXI, fue matizada inmediatamente por el propio ministro al señalar que "la decisión de nombrar embajador en La Habana todavía no está tomada".

Esta aparente contradicción responde a las reticencias que existen en el seno del Gobierno de José María Aznar para normalizar las relaciones políticas con Cuba, tras la retirada del placet al embajador José Coderch, que había sido nombrado por el Gobierno del Partido Popular. Madrid sigue esperando algún gesto de La Habana por que considera que la decisión cubana de retirar el placet al embajador español abrió la crisis.

El ministro de Exteriores pronunció en el Club Siglo XXI, en Madrid, la conferencia A cien años del 98, en el ciclo dedicado a analizar las consecuencias del final del imperio español y las perspectivas ante el siglo XXI. Abel Matutes, reivindicó ayer una visión positiva de aquel paso, del que arranca "un proceso regeneracionista que terminaría por instalarnos irrevocablemente en la normalidad de la Europa contemporánea".

Matutes optó por una visión positiva de la crisis de finales del siglo XIX para destacar el puesto de privilegio que España ocupa hoy en el ámbito europeo. Así, explicó que, al menos, hay dos lecturas del 98: "Una está cargada de pesimismo sobre nuestras expectativas como pueblo europeo" mientras que otra sostiene que en esa fecha "arranca un proceso regeneracionista que terminaría por instalarnos irrevocablemente en la normalidad de la Europa contemporánea".

Sobre esa visión extrema surgida tras las derrotas de entonces, Matutes apuntó el gran cambio de opinión registrado en España respecto al destino de las colonias americanas entre la segunda década y la tercera del siglo pasado, cuando se desmoronó la mayor parte del imperio. " En seis décadas, se pasó de exhibir una voluntad de desentendimiento ante el propio destino a alimentar un sentimiento de rebeldía frente a lo que se sentía como decadencia y a asumir un propósito de regeneración. Y esta reacción del país es lo trascendente del 98", apostilló.

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