Siete días sin teléfono

Cervera de Buitrago ha estado una semana incomunicado tras la caída de un rayo

Un rayo cayó en la noche del miércoles sobre las montañas que rodean el pueblo de Cervera de Buitrago (96 habitantes). "Se oyó un ruido ensordecedor en todo el pueblo. Los teléfonos se pusieron a sonar solos, y, desde entonces, hace siete días, hemos estado sin línea. Los de Telefónica han estado viniendo una semana y no encontraban la avería. Era un de sastre", comentaban ayer los vecinos. Finalmente, las líneas fueron restablecidas ayer.El alcalde, Matías Martín, del PSOE, mostró ayer su indignación. Denunció la "situación agobiante" vivida por el Ayuntamiento durante una semana. "El secreta...

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Un rayo cayó en la noche del miércoles sobre las montañas que rodean el pueblo de Cervera de Buitrago (96 habitantes). "Se oyó un ruido ensordecedor en todo el pueblo. Los teléfonos se pusieron a sonar solos, y, desde entonces, hace siete días, hemos estado sin línea. Los de Telefónica han estado viniendo una semana y no encontraban la avería. Era un de sastre", comentaban ayer los vecinos. Finalmente, las líneas fueron restablecidas ayer.El alcalde, Matías Martín, del PSOE, mostró ayer su indignación. Denunció la "situación agobiante" vivida por el Ayuntamiento durante una semana. "El secretario se tenía que ir a El Berrueco, a siete kilómetros, para hacer las llamadas municipales".

Juani, propietaria de un bar, llevaba una semana sin poder llamar a los repartidores de refrescos. "El teléfono público de mi bar se fundió. Vino un empleado de Telefónica y me puso otro que funcionaba unas veces sí y otras no. La gente venía aquí a llamar y yo no me podía negar, pero, ¿cuánto debía cobrarles?". Juani añade: "Se han producido duras situaciones desde que los teléfonos dejaron de funcionar. Mi hija, por ejemplo, va a un colegio que dista de Cervera bastantes kilómetros. El viernes, en vez de salir a las cinco de la tarde, salió a la una. Intentó avisarnos por teléfono, pero no pudo. La pobre tuvo que estar cuatro horas esperando hasta que llegamos a las cinco".

Según los vecinos, los empleados de Telefónica no encontraban la avería. "Unas veces decían que se habían fundido los teléfonos; otras, que se habían estropeado las líneas; a veces, que fallaban los cajetines. El martes consiguieron dar línea a dos teléfonos. Sólo venía un empleado que decía estar desbordado. Los vecinos le gritaban y se cabreaban". Ayer eran dos los trabajadores de Telefónica que recorrían el pueblo. "Se ha estropeado todo. Hacemos lo que podemos. Hable con la central", dijo uno.

Felisa, una residente, comentó: "Somos de los poquísimos que tenemos línea. Vino un empleado de Telefónica varias veces. Primero dijo que era del aparato, luego que de un cajetín, más tarde que de la centralita de Paredes [pueblo vecino]. Al final, mi marido pidió que viniese el inspector de zona. Ayer nos dieron línea". A última hora de la tarde de ayer, el alcalde llamó a EL PAÍS: "Ya tenemos línea". Este periódico intento, sin éxito, recabar información de Telefónica sobre la avería.

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