Tribuna:DEBATE SOBRE EL EMPLEO

Algo es mejor que nada

El autor valora la importancia de¡ plan de empleo francés y que "algo empieza a moverse en algunos países a favor de la juventud europea duramente golpeada por el paro".

El plan de empleo aprobado en Francia por el que se pretende dar empleo, con apoyo estatal, a 350.000 jóvenes, creando para ello 22 profesiones nuevas, ha sido descalificado con mucha frivolidad por algunos responsables públicos. Cuando la media europea de paro juvenil supera el 21% y hay amplio consenso entre los expertos respecto a que ni las tasas previsibles de crecimiento económico ni una mayor flexibilidad laboral, por sí solos van a resolver el problema: aunque ambos sean condición necesaria, merece la pena estar abiertos a iniciativas complementarias que exploren terrenos nuevos de sol...

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El plan de empleo aprobado en Francia por el que se pretende dar empleo, con apoyo estatal, a 350.000 jóvenes, creando para ello 22 profesiones nuevas, ha sido descalificado con mucha frivolidad por algunos responsables públicos. Cuando la media europea de paro juvenil supera el 21% y hay amplio consenso entre los expertos respecto a que ni las tasas previsibles de crecimiento económico ni una mayor flexibilidad laboral, por sí solos van a resolver el problema: aunque ambos sean condición necesaria, merece la pena estar abiertos a iniciativas complementarias que exploren terrenos nuevos de solución al problema, como el reparto de tiempo de trabajo, o el plan francés.La propuesta francesa no procede de la nada. Desde que en 1993 el Libro Blanco de la Comisión Europea sobre crecimiento, competitividad y empleo acuñara la expresión de nuevos yacimientos de empleo, es mucha la labor realizada por la propia comisión, expertos y distintos poderes nacionales y regionales sobre el asunto. Los diferentes centros europeos de investigación que, junto con la comisión, están trabajando en esto, han clasificado en 17 ámbitos esas necesidades emergentes capaces de demandar nuevo empleo.

Además, han evaluado el impacto total de creación de puestos de trabajo que podría generar el desarrollo e impulso de estos nuevos yacimientos en más de un billón en cuatro años para el conjunto de la Unión Europea, la mayoría en el sector privado. En España, las estimaciones las ha realizado el centro de Estudios Económicos de la Fundación Tomillo y se sitúan en 140.000 sólo en cuatro de los 17 ámbitos citados. Es evidente que cuando se efectúen predicciones para todos los ámbitos y categorías, la cifra será sensiblemente superior. El asunto, pues, merece algo más que una sonrisa displicente.

La idea subyacente es tan obvia como evidente: existen nuevas necesidades sociales que no están suficientemente cubiertas y que sin el apoyo del sector público es difícil que puedan ser satisfechas, al menos, en un plazo razonablemente y útil de tiempo. Son necesidades sentidas pero en unos por bajo nivel de renta familiar para satisfacerlas y en todos por dificultades culturales, de hábitos domésticos, insuficiente regulación u otros, presentan obstáculos importantes para su desarrollo.

. En realidad, bajo la denominación nuevos yacimientos de empleo se pueden agrupar dos grandes categorías: una, los llamados servicios de proximidad (ayuda a domicilio a ancianos y personas necesitadas, cuidado de niños ... ); y otra, que podríamos denominar bienes públicos, de nuevo cuño (actividades de ocio, mejora de la calidad de vida, depuración de aguas y mantenimiento de zonas naturales, etcétera).

El primer bloque reúne hoy las condiciones que definen a los mercados incompletos. Es decir, son actividades en las que existen dificultades para un desarrollo adecuado y continuo, tanto para la oferta como para la demanda. En otras ocasiones son mercados irregulares, poco profesionalizados. Estos factores, vinculados a información incompleta e indefinición de las normas de juego que regulan los intercambios en actividades muy basadas en la credibilidad y la reputación, justifican la intervención pública.

Para esta categoría de actividades, dicha intervención pública necesaria para remover los obstáculos que dificultan un desarrollo de estos mercados puede hacerse de forma directa, cómo de hecho se está haciendo para hacerlos accesibles a segmentos de renta baja, aunque de manera insuficiente (guarderías públicas, servicios de atención a ancianos, etcétera) como a través de la normativa reguladora y la supervisión, pues sólo ello permitiría reforzar la oferta privada y completar lo que hoy es una zona de mercado insuficiente.

A título de ejemplo: sitúese el lector en la difícil tesitura de buscar una residencia privada para un familiar anciano y compárelo con la de buscar un hotel para las vacaciones.

El segundo es un mercado maduro, mientras que el primero todavía no y difícilmente lo será sin la garantía pública, la regulación, la información, la supervisión y las reglas de juego claras de que goza hoy ya el segundo. Por su parte, las nuevas necesidades sociales que configuran una demanda de bienes públicos de nuevo tipo es, con más claridad, responsabilidad de los poderes públicos, probablemente locales -ayuntamientos y diputaciones-,que están trabajando ya en esa línea, aunque sin la prioridad presupuestaria que merece el asunto. Así pues, la intervención -directa y/o reguladora- debe ser la chispa que remueva obstáculos para un rápido desarrollo de sectores emergentes de mercado en los que, si se hace bien y se tiene éxito, el sector privado acabará tomando el relevo aunque, en alguno de los 17 ámbitos en concurrencia con el público, a la vez que se justifica para aquellos que son bienes públicos de nuevo tipo.El intento del Gobierno francés se inscribe en este contexto de esfuerzo colectivo por buscar soluciones al problema del paro, bajando de las grandes declaraciones a los hechos, a la vez que se atiende a esas nuevas necesidades colectivas. Pero también lo hace en otra corriente iniciada en Suecia, e impulsada por el nuevo Gobierno laborista, de exigir a los jóvenes una contrapartida en forma de trabajo, al desempleo que cobran, al valorar por encima de todo la inserción profesional del joven no sólo como mecanismo de aprendizaje, sino también de socialización positiva frente a otras actitudes posibles como la marginación y sus secuelas (drogas, delincuencia ... ).

Y también es novedosa al poner en práctica propuestas razonables de convertir el subsidio de desempleo (medida pasiva) en subvención al trabajo (medida activa) para aquellos colectivos con más difilcultades de contratación.En nuestro país, hay también en marcha iniciativas de este tipo. Sin ir más lejos, las acciones necesarias para estimular, desde las corporaciones locales, los llamados servicios de proximidad dentro de una política activa sobre el empleo, y esta idea incluso se potencia en el nuevo Plan de Empleo recientemente aprobado por nuestro Gobierno.

Hace tiempo que se sabe que las causas del paro masivo son múltiples, como también son varias las razones que explican su persistencia en el tiempo. Por ello, no existe una solución única y verdadera para acabar con el paro de larga duración ,fundamentalmente, juvenil. Aunque. tarde, algo empieza a moverse en algunos países en favor de la juventud europea, duramente golpeada por el paro. Y son experiencias que no tiene el éxito asegurado, pero sí tienen el valor de intentar algo nuevo cuando es evidente que lo tradicional no funciona adecuadamente.

Critíquense las propuestas desde un punto de vista constructivo.

(Por ejemplo, una pieza básica del plan francés es que el sueldo de los nuevos empleos será el salario mínimo interprofesional. Si se permitieran estas contratación en otros sectores ya desarrollados, ¿cuánto empleo juvenil se crearía?). Pero, por favor, no nos vengan con improvisaciones o simplezas sobre las ventajas de lo privado y las maldades de lo público que parecen transmitir a los jóvenes españoles el mensaje cínico de que es mejor seguir parado en el sector privado antes que correr el riesgo de acabar siendo un empleado público.

Jordi Sevilla es economista.

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