Reportaje:GATOS PARDOS

Safari bajo las estrellas

Relatos de avezados viajeros congregan en tabernas historiadas a los amantes de vivencias en países exóticos

Atardece. El sol declina en el horizonte sobre un fuerte color rojizo y desde la privilegiada atalaya que forma el puente entre las dos colinas, que suavemente caen sobre la margen izquierda del río, puede verse el espectáculo del ocaso en toda su grandeza. A un lado, está el caserón en piedra rodeado de jardines que fue hogar de los antiguos reyes; a otro, se deja ver tenuemente la pared de un viejo templo al frente, allá a lo lejos, la mancha boscosa pone el contrapunto del verde natural. Poco a poco la noche gana terreno.Es el mejor momento para observar a los indígenas, algunos de e...

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Atardece. El sol declina en el horizonte sobre un fuerte color rojizo y desde la privilegiada atalaya que forma el puente entre las dos colinas, que suavemente caen sobre la margen izquierda del río, puede verse el espectáculo del ocaso en toda su grandeza. A un lado, está el caserón en piedra rodeado de jardines que fue hogar de los antiguos reyes; a otro, se deja ver tenuemente la pared de un viejo templo al frente, allá a lo lejos, la mancha boscosa pone el contrapunto del verde natural. Poco a poco la noche gana terreno.Es el mejor momento para observar a los indígenas, algunos de ellos, con la piel color de ébano ennegrecida por el influjo de los rayos solares; otros, con la piel sonrosada como de larva de gusano y los cabellos lisos como cola de jirafa, claros como melena de león. Se reúnen en lugares abiertos, en los bajos de las casas, para hablar especialmente de los viajes o desplazamientos realizados por ellos en estos días.

Los habitantes de este poblado deben ser propensos a los viajes, si hacemos caso de la afición que existe por los nombres geográficos: se puede comer en Samarkanda, Annapurna, Machupichu 0 Portobello, beber en Hanoi o en Berlín y pasear por Argentina, el Mediterráneo o Roma. Hay quien viaja solamente con el pensamiento por medio de lecturas, imaginación o a través del relato evocador que le da algún conocido.

La polémica está nuevamente entre la historia del imperio colonial británico y la del español. A la oleada de celebraciones, escritos y documentales que en 1998 celebrarán el centenario de la pérdida de las últimas colonias españolas, Cuba y Filipinas, los británicos contestan rebuscando en sus páginas más brillantes, especialmente las dedicadas a Africa, tan apasionantes, para poner sobre el tapete el 125º aniversario de la muerte de Livingstone en la aldea de Tchitammbo (en la antigua Rhodesia) o el 140º del avistamiento del lago Victoria y las fuentes del Nilo por Speke.

Tal vez el lugar con aspecto más viajero de la localidad sea el Geographic Café Pub, situado en Alcalá y vecino (curiosamente) de la llamada Tienda del Espía. Decorado al más puro estilo inglés de finales del siglo pasado con madera labrada, bronce en sus tiradores y pasamanería, espejos al fuego y vidrieras coloristas de cristal veneciano emplomado en Inglaterra, el conjunto parece más aventurero que geográfico, y así lo atestiguan los objetos y fotos cedidos por amigos de la casa para su exhibición: la mesa central del bar es una canasta de globo con su quemador, regalo de Jesús González Green, tal vez en homenaje al Águila en el que perecieron Strindberg y FraenekI, hace ahora cien años, en su intento por llegar al Polo Norte; Vicente Martínez y César Pérez de Tudela han colaborado con material procedente de Papúa Nueva Guinea, como estuches peneales o un hacha dani con la que las mujeres parten sus dedos cuando se quedan viudas, y de Brasil, como una cabeza reducida por los jíbaros; Gerardo Olivares ha traído máscaras del oeste africano y algunos objetos de Kenia, Tanzania y Etiopía; la familia De la Quadra Salcedo, Miguel y Telmo Aldaz, también está presente en sus muros.

En un extremo de la barra, un viajero toma notas como queriendo, pasar inadvertido: "Ahora estoy acabando un reportaje sobre los viajeros y la noche que se incluirá en una importante publicación; pero, sobre todo, trabajo en la preparación de mi próximo viaje a Zambia y en la comida que se celebrará el día 12 de octubre para fundar una asociación geográfica de ideas muy ambiciosas. Tal vez nos reunamos en este mismo local". Frente a él, Leni Martínez y su novio Antonio toman un agua con gas y una cerveza: "Preferimos lo exótico. Este año probablemente subamos el Kilimanjaro".

Los camareros van discretamente vestidos de Coronel Tapioca e insisten en que se pruebe alguno de los cócteles de la casa bautizados con nombres sugerentes, como el jungle queen -una mezcla de estepa rusa y selva ecuatorial- o el tijuana revenge; bebiendo esta mezcla de tequila y arándanos comenzaron, se dice, varias re voluciones... Cae, la noche.

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Desde lo alto de la pared, un búfalo cafre de mentirijillas despide a los que se van. Afuera, Madrid continúa siendo una luminaria para ahuyentar tanto a las fieras salvajes como a los malos espíritus.

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