Cabestreros, en Lavapiés, se mete en obras para ganar espacio, tener un aparcamiento y alejar indigentes

La plaza de Cabestreros, en pleno corazón de Lavapiés, comenzará a reformarse a finales de año para ganar espacio, incorporar un aparcamiento subterráneo para residentes y desterrar los actuales focos de droga y de indigencia. Los arquitectos que se van a encargar de llevar a cabo la reforma, Emilio Rodríguez y Francisco Domoso, tienen muy claro qué necesita el lugar para que los vecinos de la zona estén más a gusto: "La plaza tiene mucho desnivel, y ahora está dividida en muchas zonas, con muchos muretes entre medias y mucho espacio oscuro y reservado ocupado por maleantes", explican. La solu...

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La plaza de Cabestreros, en pleno corazón de Lavapiés, comenzará a reformarse a finales de año para ganar espacio, incorporar un aparcamiento subterráneo para residentes y desterrar los actuales focos de droga y de indigencia. Los arquitectos que se van a encargar de llevar a cabo la reforma, Emilio Rodríguez y Francisco Domoso, tienen muy claro qué necesita el lugar para que los vecinos de la zona estén más a gusto: "La plaza tiene mucho desnivel, y ahora está dividida en muchas zonas, con muchos muretes entre medias y mucho espacio oscuro y reservado ocupado por maleantes", explican. La solución que aportan, que se realizará con 80 millones provenientes de los fondos europeos, es la de llevarse por medio muretes y escaleras a fin de construir una plaza diáfana. Así -sostienen- se solucionará el problema de la inseguridad, denunciada por los vecinos.

Aparcamiento

El proyecto no se para aquí: se construirá por debajo de la plaza un aparcamiento de al menos 150 plazas. La Empresa Municipal de la Vivienda, que es la que gestiona las obras, ha hecho mucho hincapié en lo del aparcamiento: "Esta obra se inscribe en la reforma total de Lavapiés, en la que, se perderán plazas de aparcamiento en superficie, así que hay que ganarlos en subterráneo", explica Sigfrido Herráez, concejal de Vivienda. Otra de las novedades que aporta la reforma es el derribo de una tapia del antiguo monasterio que antes se erigía sobre la plaza de Cabestreros. "Los arcos y los zócalos de esa tapia que tienen valor se recolocarán", añade Herráez. Uno de los arcos, del siglo XVIII, servirá de entrada al aparcamiento. El otro, junto al zócalo, se trasladará unos metros para que quede enfrentado a la travesía de Cabestreros. Con el derribo de la tapia y el traslado de los arcos, la plaza de Cabestreros se unirá a una placita anexa "con lo que se ganará más espacio todavía", explican los arquitectos. Las verjas de hierro que ahora figuran en la tapia también se colocarán en la nueva plaza.

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