Vigilad que se cumplan los propósitos
El diario Stungarter Zeitung destacaba el 18 de julio en un artículo que el asesinato de Miguel Ángel Blanco y las protestas contra ETA están cambiando la sociedad española. Se hace eco de la pregunta del escritor Muñoz Molina: ¿por qué habría que cambiar todo en España a raíz de este secuestro y asesinato? Dejadnos contar los días, escribe en EL PAÍS, hasta que algún político de aspecto respetable estreche la mano sucia de algún encubridor, se siente junto a él, le sonría y le comprenda.Fernando Savater (dicho sea de paso: sus artículos en El País Semanal son mi primer pu...
El diario Stungarter Zeitung destacaba el 18 de julio en un artículo que el asesinato de Miguel Ángel Blanco y las protestas contra ETA están cambiando la sociedad española. Se hace eco de la pregunta del escritor Muñoz Molina: ¿por qué habría que cambiar todo en España a raíz de este secuestro y asesinato? Dejadnos contar los días, escribe en EL PAÍS, hasta que algún político de aspecto respetable estreche la mano sucia de algún encubridor, se siente junto a él, le sonría y le comprenda.Fernando Savater (dicho sea de paso: sus artículos en El País Semanal son mi primer punto de referencia al comenzar a leer, y los de Antonio Gala los leo en último lugar, no únicamente por estar en la página final), por el contrario, cree que ETA ha pisado raya, que no se da cuenta de que no es lo mismo emborracharse el sábado por la noche, que ir por la mañana ya borracho a trabajar.
A mí me sucede lo que a ambos; no creo, como el escritor, en ese cambio y creo, como el profesor filósofo, al mismo tiempo en él. Quizá porque lo deseo con todas mis fuerzas, que bien quisiera poder utilizar para conseguir que el cambio sea real y duradero, definitivo, pero que bien pocas son, aún menos desde mi "exilio político de emigrante".
Sois vosotros, EL PAÍS, quienes podéis ayudarme a mí y a la sociedad entera. Vigilad el cumplimiento de los propósitos y las decisiones tomadas hace unos días por los políticos. Señalad con el dedo a quien se acerque al encubridor, sin perdón. Vosotros ya tenéis experiencia en poner el dedo en la llaga. ¡Utilizadla, por favor!-