DESAFÍO TERRORISTA

Más de 80 horas de solidaridad en la Puerta del Sol

Filosofía. Política. Religión. La Puerta del Sol de Madrid se ha convertido desde el pasado jueves, el día en el que ETA secuestró a Miguel Angel Blanco Garrido, en un foro para el debate, para la solidaridad, para la libertad de expresión. Ha sido el lugar donde exigir en las primeras horas de la tragedia, rabiar cuando apareció el cuerpo malherido del concejal en Lasarte y desesperarse cuando se conoció la noticia de la muerte, ayer pasadas las cuatro y media de la madrugada. Pero también ha sido un lugar donde comprobar la dificultad de compatibilizar ideologías y reacciones.Sentarse en una...

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Filosofía. Política. Religión. La Puerta del Sol de Madrid se ha convertido desde el pasado jueves, el día en el que ETA secuestró a Miguel Angel Blanco Garrido, en un foro para el debate, para la solidaridad, para la libertad de expresión. Ha sido el lugar donde exigir en las primeras horas de la tragedia, rabiar cuando apareció el cuerpo malherido del concejal en Lasarte y desesperarse cuando se conoció la noticia de la muerte, ayer pasadas las cuatro y media de la madrugada. Pero también ha sido un lugar donde comprobar la dificultad de compatibilizar ideologías y reacciones.Sentarse en una acera, a la luz de las velas, rodeados por carteles pidiendo una libertad que unas horas más tarde se sabría robada por dos disparos. Cantar, gritar, callar y charlar. "Expresarse". "Arreglar el mundo en unas horas". Éste fue el plan de una noche de sábado en Madrid para cerca de dos centenares de personas.

Todos pudieron ver cómo, y sobre todo desde que se confirmó la noticia de la muerte, chocaban las opiniones sobre qué se debe hacer con ETA y HB. Vieron cómo las canciones y los aplausos acallaban las peticiones de venganza física. Vieron lo difícil que es escuchar opiniones distintas. Vieron la necesidad de tolerancia.

Andrew y Christel sabían que ETA cometía "una atrocidad más" y sentían que "había que hacer algo". Era sólo "un gesto", pero ayudaba a "cicatrizar" una herida que creen que "se va a volver a abrir". Era su forma de expresar su "ira contenida", de sentirse "moralmente superiores". Con ellos, anoche, había muchos más. Como Joaquín y Carmen. Como Juan y Alejandro. Para ellos, "el motor de todo cambio empieza por tener esperanza" y estar allí era un primer paso: "la respuesta está en nosotros".

Algunos quieren seguir allí, porque "ha llegado el momento de que la sociedad Ubre se autoafirme". María es una de ellos: "Si hay que estar un mes, un mes. Si hay que estar un año, un año".

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