La Iglesia católica del territorio teme por futuro

El domingo pasado, la víspera del retorno de Hong Kong a China, uno de los sacerdotes extranjeros de la comunidad católica presente en el territorio no pudo abstenerse de pronunciar estas palabras en su sermón: "La semana próxima, tendremos entre nosotros a muchos amigos de Hong Kong. Pero ellos no estarán aquí para -rezar, sino para- observarnos". La comunidad católica de Hong Kong se dispone a ser vigilada. ¿Será el ejercicio de su fe amenazado? Los curas del territorio que se desplazan regularmente a China conocen bien los modos de vigilancia de las autoridades en las iglesias y a los sacer...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El domingo pasado, la víspera del retorno de Hong Kong a China, uno de los sacerdotes extranjeros de la comunidad católica presente en el territorio no pudo abstenerse de pronunciar estas palabras en su sermón: "La semana próxima, tendremos entre nosotros a muchos amigos de Hong Kong. Pero ellos no estarán aquí para -rezar, sino para- observarnos". La comunidad católica de Hong Kong se dispone a ser vigilada. ¿Será el ejercicio de su fe amenazado? Los curas del territorio que se desplazan regularmente a China conocen bien los modos de vigilancia de las autoridades en las iglesias y a los sacerdotes, y no se hacen ilusiones sobre el futuro de Hong Kong. Todo parecía haber sido previsto para proteger la libertad de culto de sus 250.000 fieles. La Ley Básica garantiza, por una parte, la libertad, de culto, y por otra, que las organizaciones religiosas y los cristianos de la Región Administrativa Especial de Hong Kong puedan mantener y desarrollar estrechas relaciones con otras organizaciones religiosas y otros cristianos". La comunidad católica de Hong Kong podrá seguir manteniendo relaciones con el Vaticano, y no se verá sometida a la autoridad de un ministro de Asuntos Religiosos, como ocurre en Pekín. Su estatuto dé diócesis permanece y no dependerá de ningu na Conferencia Episcopal.

La existencia (le estas garantías no ha sido suficiente para sosegar los temores de los sacerdotes de Hong Kong. Primero, temen que estas garantías escritas en la Ley sean interpretradas de forma restrictiva, puesto que saben que el poder de interpretación pertenece al Comité del Congreso Nacional del Pueblo, de Pekín. En concreto, temen que el Gobierno chino pretenda nombrar a los obispos, como ocurre en la China Popular en el seno de la Asociación Patriótica de los Católicos de China cuyos obispos no son reconocidos por Roma-.

Una de las inquietudes más: frecuentes concierne a la enseñanza. Los estudiantes católicos podrían, tarde o temprano, ver revisado ampliamente su modelo de enseñanza. No sólo en los manuales de historia, sino también en su catecismo, ya que las autoridades chinas han realizado cortes importantes en el catecismo que se enseña en el continente.

También se plantea él problema de las relaciones entre la Iglesia de Hong Kong y los católicos chinos, ya que al lado de la Iglesia oficial, controlada por el Gobierno, existe una Iglesia clandestina, que no ha recibido la autorización del Ministerio de, Asuntos Religiosos de Pekín y por este motivo no tiene el derecho de ejercer su culto de forma libre. Si bien la Iglesia de Hong Kong no mantiene relaciones oficiales ni con una ni con otra las relaciones diplomáticas están, rotas-, sí ayuda a ciertos curas perseguidos, o a algunos católicos, pero siempre a título individual. Nadie sabe todavía si podrá continuar ayudando a los cristianos de China, dado el principio de no ingerencia en los asuntos internos de China. La Iglesia ha sacado del territorio sus archivos sobre las innumerables cartas recibidas de los católicos clandestinos del continente. La libertad de conciencia, y de ejercicio de culto de su fe en la nueva Región Administrativa Especial queda aún- por definir.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En