Cartas al director

'Tamagotchi', al cielo

Tengo 35 años y hoy se me ha muerto en Tamagotchi. Ha durado 13 días. Era "activo, más o menos bien cuidado, normal" (según las instrucciones del librito que lo acompañaba). últimamente estaba algo orondo (lo reconozco). En lugar de jugar con él (eso le ayudaba a mantener su peso ideal) un servidor le atiborraba a caramelos para satisfacer su nivel de felicidad. Lo llevaba en el bolsillo. La cuestión es que he estado charlando unas tres horas en la terraza de un bar. Entre la conversación y el tráfico, se ve que no he atendido a sus reclamaciones. Es decir, ha sido víctima un poco de la...

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Tengo 35 años y hoy se me ha muerto en Tamagotchi. Ha durado 13 días. Era "activo, más o menos bien cuidado, normal" (según las instrucciones del librito que lo acompañaba). últimamente estaba algo orondo (lo reconozco). En lugar de jugar con él (eso le ayudaba a mantener su peso ideal) un servidor le atiborraba a caramelos para satisfacer su nivel de felicidad. Lo llevaba en el bolsillo. La cuestión es que he estado charlando unas tres horas en la terraza de un bar. Entre la conversación y el tráfico, se ve que no he atendido a sus reclamaciones. Es decir, ha sido víctima un poco de la ciudad y otro poco de mi verborrea. La cosa es que al morir, al bicho le crecen unas alitas y el cielo chisporrotea a su alrededor.Pero lo curioso es que una vez en su cielo particular, adopta una misma fisonomía en todos los casos (haya tenido un aspecto u otro en vida según los mimos de su cuidador). Y me pregunto: ¿es esto una parábola a la japonesa?.-

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