Condenas por abusos con hijas en Madrid y Sevilla

Antonio E. M., vecino de Leganés (Madrid) ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Madrid a seis años de cárcel por haber mantenido relaciones sexuales con su hija durante seis años, fruto de las cuales nació un niño. Los hechos se produjeron entre los años 1984 y 1990, y la joven procedió a la denuncia en agosto de 1995.La condena, por estupro, no considera suficientemente acreditada la declaración de la joven, que afirmó que a partir de los 14 o 15 años intentó oponerse pero su padre la obligaba golpeándola. Sobre este particular, un familiar testificó haber visto señales de los golp...

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Antonio E. M., vecino de Leganés (Madrid) ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Madrid a seis años de cárcel por haber mantenido relaciones sexuales con su hija durante seis años, fruto de las cuales nació un niño. Los hechos se produjeron entre los años 1984 y 1990, y la joven procedió a la denuncia en agosto de 1995.La condena, por estupro, no considera suficientemente acreditada la declaración de la joven, que afirmó que a partir de los 14 o 15 años intentó oponerse pero su padre la obligaba golpeándola. Sobre este particular, un familiar testificó haber visto señales de los golpes, y cuando sus padres se separaron la joven prefirió irse con él debido a la mala relación que mantenía con su madre.

La sentencia condena además a Antonio E. M. a indemnizar con 20 millones de pesetas a su nieto e hijo para ayuda a su manutención y a no disponer de la patria potestad del niño.

Diez años

También a 10 años de prisión ha. condenado la Audiencia Provincial de Sevilla a Juan G. M., tractorista de 42 años y vecino de Almadén de la Plata, como autor de abusos sexuales continuados con una de sus hijas, menor de edad, a la que violó en reiteradas ocasiones durante un periodo que se prolongó más de dos años.La sentencia retira al acusado la patria potestad de la hija durante seis años y le condena a una indemnización de dos millones de pesetas.

Los hechos que recoge la sentencia tuvieron lugar en el domicilio familiar entre los años 1994 y 1996 cuando la niña contaba 11 años y presentaba un "prematuro desarrollo físico, aparentando tener más edad que la biológica", según se explica en la sentencia.

El individuo, valiéndose de su relación paternal no tuvo que recurrir al uso de la fuerza o la intimidación; desnudaba a su hija y la sometía a tocamientos en la zona genital, llegando en varias ocasiones a penetrarla vaginalmente. Otras veces pedía a la niña que le masturbara. Según la sentencia, la menor fue objeto de estos abusos "en numerosas ocasiones y en fechas no determinadas".

La pequeña acabó contando lo sucedido a su madre, que denunció de inmediato a su esposo ante la Guardia Civil, después de consultar con una asistente social.

Los peritos del caso percibieron en la niña un sentimiento de angustia incrementada por el hecho de que su padre la obligó a callar porque, de lo contrario, podría pasar muchos años en la cárcel.

Los jueces contaron con el testimonio de un huésped que vivía en el domicilio familiar, que presenció algunos tocamientos, y la abuela de la niña, que declaró que "se imaginaba que algo extraño estaba sucediendo e insinuó que incluso su hija, madre de la menor, conocía estas circunstancias".

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