Un delincuente aprieta dos veces el gatillo contra un policía de barrio y el arma falla

Dos veces vio Luis, policía de barrio de la comisaría de Entrevías, cómo el delincuente que tenía a un paso apretaba el gatillo para matarle a quemarropa. Y las dos veces, la pistola, que segundos antes le había sido arrebatada, no disparó por una casualidad: no había sido montada. Este hecho, ocurrido el pasado jueves por la tarde en Vallecas, constituyó el bautismo de fuego de la recién estrenada policía de barrio. Todo empezó, según fuentes policiales, cuando el agente, de patrulla, se acercó a unos vecinos que se quejaban por la venta de drogas.Al tomar nota de las críticas, los vec...

Dos veces vio Luis, policía de barrio de la comisaría de Entrevías, cómo el delincuente que tenía a un paso apretaba el gatillo para matarle a quemarropa. Y las dos veces, la pistola, que segundos antes le había sido arrebatada, no disparó por una casualidad: no había sido montada. Este hecho, ocurrido el pasado jueves por la tarde en Vallecas, constituyó el bautismo de fuego de la recién estrenada policía de barrio. Todo empezó, según fuentes policiales, cuando el agente, de patrulla, se acercó a unos vecinos que se quejaban por la venta de drogas.Al tomar nota de las críticas, los vecinos le señalaron un coche ocupado por una pareja, a la que acusaron de ser traficantes. Luis actuó con celeridad. Llamó por radioteléfono a otro agente y se interpuso en el camino del vehículo para hacer bajar a los ocupantes. El conductor respondió tirándole las llaves a la cara. Luego, aprovechando el aturdimiento del agente, salió, le pegó un puñetazo en la cara y le desarmó. Una vez con la pistola, una PK de 15 balas, apretó el gatillo. Dos veces. El arma, no obstante, permaneció en silencio. En ese instante, el policía que había sido alertado por radioteléfono llegó al lugar y, sin pensárselo, se abalanzó contra el delincuente. Éste fue detenido y pasó a disposición judicial acusado de homicidio frustrado y resistencia a la autoridad.