Un empresario asesinado a hachazos en su nave de frutas de Alcalá de Henares

El horror aguardaba en el interior de la nave industrial de frutas y verduras del polígono Fidalgo de Alcalá de Henares (160.000 habitantes). Allí fue encontrado, sobre un charco de sangre, el cuerpo sin vida de Pablo Nadador, de 41 años.El cadáver tenía la cabeza y el cuerpo destrozados a hachazos y varios dedos amputados, según la Jefatura Superior de Policía. El descubrimiento se produjo a las cinco de la madrugada. La víctima, propietaria de la empresa de frutas y verduras Fruscal, había salido a las cuatro de la madrugada de su casa para acudir al almacén. En la nave solía dejar su coche,...

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El horror aguardaba en el interior de la nave industrial de frutas y verduras del polígono Fidalgo de Alcalá de Henares (160.000 habitantes). Allí fue encontrado, sobre un charco de sangre, el cuerpo sin vida de Pablo Nadador, de 41 años.El cadáver tenía la cabeza y el cuerpo destrozados a hachazos y varios dedos amputados, según la Jefatura Superior de Policía. El descubrimiento se produjo a las cinco de la madrugada. La víctima, propietaria de la empresa de frutas y verduras Fruscal, había salido a las cuatro de la madrugada de su casa para acudir al almacén. En la nave solía dejar su coche, que sustituía por un camión que utilizaba para comprar la mercancía en Mercamadrid.

Pablo Nadador no salió con vida de la nave. El asesino, según la policía, le esperó escondido en la oficina en la madrugada del sábado. En esa dependencia, justo en el centro del almacén, se produjo el crimen. A tenor de las investigaciones, el móvil no fue el robo. Los agentes encontraron en el bolsillo de Nadador más de 200.000 pesetas que iba a invertir en la compra de mercancía esa misma madrugada. La policía sospecha que puede tratarse de una venganza. "El ensañamiento con la víctima nos lo hace pensar", dijo un portavoz policial.

La policía baraja la hipotesis de un ajuste de cuentas en el crimen de Alcalá

La esposa de la víctima se enteró del asesinato por boca de su hijo. A las cuatro y media de la mañana, Francisco, uno de los 15 empleados, llegó a la nave de su jefe. La puerta estaba cerrada y se extrañó al ver fuera del almacén el coche, un Audi, de Pablo Nadador. Esperó unos minutos fuera de la nave. Pasado un rato se empezó a impacientar. Nadador nunca se retrasaba. Entonces llamó a casa de su jefe pensando que se había dormido.La mujer de Pablo Nadador descolgó el teléfono y dijo que se había marchado de casa a las cuatro de la mañana hacia la nave. El hijo de Pablo y otro empleado se fueron hacia la nave con otro juego de llaves. Al abrir la puerta hallaron el cuerpo. "Mamá, vente para la nave, que papá ha tenido una accidente", dijo por el teléfono el hijo de la víctima.

La policía asegura que la nave del empresario no estaba revuelta. Ese detalle refuerza la primera hipótesis manejada por los agentes sobre un posible ajuste de cuentas. Sin embargo, los amigos y parientes de la víctima, casado y con un hijo, se resistían a pensar en esa posibilidad.

"Pablo era una gran persona que nunca había comentado que tuviese problemas, ni deudas. Es más, hace poco le tocó un millón de pesetas en la quiniela y nos dijo que el dinero venía cuando no le hacía falta", dijo ayer un frutero de la galería Juan de Austria, de Alcalá de Henares, donde el fallecido tenía un puesto de frutas en el que trabaja su mujer, Maite.

"SI tuviese que decir algo de Pablo está claro que te diría que es una bellísima persona y un gran trabajador", explicó otro comerciante de Alcalá. "Se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana, diariamente se iba a Mercamadrid a por fruta. En algunas ocasiones se marchaba dos días fuera para viajar a Almería, a Murcia, a Valencia; nunca paraba", relató otro de sus conocidos.

Pablo Nadador poseía tres fruterías en Alcalá de Henares, además del almacén del polígono Fidalgo, de la misma localidad. A su cargo trabajaban 15 personas. Poseía varios camiones y furgonetas. Hace un año se compró un camión articulado, que utilizaba para transportar la fruta. No contaba con socios en la empresa. Varios de los hermanos de la víctima también regentan otras fruterías en Alcalá.

Por su almacén del polígono pasaban diariamente decenas de comerciantes de Torrejón, Alcalá y Guadalajara. "Es increíble, no puedo creerlo", dijo uno de ellos, quien añadió: "En dos ocasiones le entraron en la nave para robar, pero sin quitarle nada".

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