Cartas al director

Ideología municipal

En varios de los últimos chistes de Forges se nos lanza una señal de alarma sobre la situación a la que está llegando la capital: ruido insoportable y continuo, obras interminables, automóviles en todos los espacios posibles -permitidos o no-, etcétera. En mi opinión, la causa de la extrema agudización de este problema reside en la posición ideológica del actual Ayuntamiento, que corresponde cronológicamente a los años cincuenta y sesenta (el "desarrollismo"), sin haber incorporado nada de las experiencias posteriores y del ecologismo contemporáneo.Con independencia de que, aparentemente, una ...

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En varios de los últimos chistes de Forges se nos lanza una señal de alarma sobre la situación a la que está llegando la capital: ruido insoportable y continuo, obras interminables, automóviles en todos los espacios posibles -permitidos o no-, etcétera. En mi opinión, la causa de la extrema agudización de este problema reside en la posición ideológica del actual Ayuntamiento, que corresponde cronológicamente a los años cincuenta y sesenta (el "desarrollismo"), sin haber incorporado nada de las experiencias posteriores y del ecologismo contemporáneo.Con independencia de que, aparentemente, una mayoría de los vecinos aprueba esa política, posiblemente en la vana esperanza de que el tráfico se estabilice algún día en una situación fluida, creo que las personas y movimientos más conscientes deberíamos unirnos contra esta situación antes de que sea demasiado tarde. En mi caso, hago esta llamada desde una isla del Madrid pasado, la colonia de hotelitos de Fuente del Berro, cuya situación urbanística es casi desesperada: después de que el Ayuntamiento impidiera a los vecinos que se defendieran -como hace el resto de las colonias antiguas de Madrid- contra la invasión de coches, obligando a abrir todas las calles (la mayoría, legalmente de propiedad privada, ventaja que sí sirve, en cambio, para justificar su estado de abandono), vemos ahora cómo junto a nosotros va a pasar el retúnel de la calle de O'Donnell, por la nueva autopista de entrada desde la M-40 y la autovía de Valencia, que traerá todavía más vehículos.

¿Qué hacer? Cuando uno visita otras ciudades, no necesariamente más pequeñas (basta darse un paseo por Barcelona), comprueba cómo nuestra situación no es un inevitable producto del progreso, como se nos quiere presentar.-

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