ELECCIONES LEGISLATIVAS FRANCESAS

Le Pen mantiene a sus candidatos aunque beneficie a la izquierda

El ultraderechista Frente Nacional (FN) mantendrá su candidatos en la segunda vuelta en 133 circunscripciones de las 577 en juego en las elecciones francesas. Eso significa que el partido de Le Pen puede hacer perder entre 40 y 50 escaños a la actual mayoría liberal-conservadora, siendo los beneficiarios casi siempre los candidato de la izquierda.Sólo dos mujeres, Mari France Stirbois, la viuda de uno de los líderes históricos del FN, y Marie Caroline Le Per hija del presidente, podría conseguir que la elección fuese en su favor y transformar en actas de diputado el 15% de votos obtenido por e...

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El ultraderechista Frente Nacional (FN) mantendrá su candidatos en la segunda vuelta en 133 circunscripciones de las 577 en juego en las elecciones francesas. Eso significa que el partido de Le Pen puede hacer perder entre 40 y 50 escaños a la actual mayoría liberal-conservadora, siendo los beneficiarios casi siempre los candidato de la izquierda.Sólo dos mujeres, Mari France Stirbois, la viuda de uno de los líderes históricos del FN, y Marie Caroline Le Per hija del presidente, podría conseguir que la elección fuese en su favor y transformar en actas de diputado el 15% de votos obtenido por el partido. También dos de los actuales alcaldes del FN -Jean Marie Le Chevallier en Toulon, y Jacques Bompard en Orange- tienen alguna opción a la victoría en la segunda ronda.

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Las dos candidatas del FN encabezan el escrutinio en su circunscripción, superando en tres puntos a su rival neogaullista y por cinco o seis al socialista. El PS retirará su candidato y pedirá a sus electores que respalden la opción conservadora para cerrarle el paso de la Asamblea Nacional a la extrema derecha.

En el sureste, el principal vivero de votos del FN, éste logra mantenerse en 32 de las 40 circunscripciones. Si Toulon aparece accesible, Orange lo es algo menos y Marignane, donde Bruno Mégret buscaba el acta con la que proseguir su labor de zapa contra Le Pen, se diría que ya resulta casi inaccesible a las ambiciones de la ultraderecha. Ésta, que en 1993 y en la segunda vuelta traspasó sus votos a la derecha clásica en un 70%, lo hará en mucho menor medida en esta ocasión tanto por el mantenimiento de candidatos como porque la coalición liberal-conservador no ha hecho ningún gesto significativo en su favor desde que está en el poder sino justo lo contrario, dictando leyes de control de la emigración que el FN vive como un intento de competencia desleal.

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