Una niña muere aplastada en Parla bajo un muro derribado por el viento.

En el colegio Torrente Ballester, en Parla (70.000 habitantes), el penúltimo timbre de la tarde sonó ayer, como siempre, a las 16.30. A esa hora, Ana Lage Pisa, de 13 años, alumna de 1º de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) cerró su libro de Geografía e Historia y, acompañada por dos compañeros, salió del centro por última vez. Cruzó la calzada y, a menos de 20 metros del colegio, en la calle del Río Guadiana, un muro de ladrillo de 14 metros de largo por casi tres de alto se desplomó entero sobre la acera y aplastó a la escolar, que aún tenía los libros en la mano. El repentino derrumbami...

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En el colegio Torrente Ballester, en Parla (70.000 habitantes), el penúltimo timbre de la tarde sonó ayer, como siempre, a las 16.30. A esa hora, Ana Lage Pisa, de 13 años, alumna de 1º de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) cerró su libro de Geografía e Historia y, acompañada por dos compañeros, salió del centro por última vez. Cruzó la calzada y, a menos de 20 metros del colegio, en la calle del Río Guadiana, un muro de ladrillo de 14 metros de largo por casi tres de alto se desplomó entero sobre la acera y aplastó a la escolar, que aún tenía los libros en la mano. El repentino derrumbamiento se debió, según las primeras versiones, al efecto del fuerte viento que ayer azotó la localidad. La familia de la fallecida añadió como posible causa el pésimo estado de conservación del muro, que servía de valla a un antiguo garaje.Tras el derrumbe, Ana quedó agonizante entre los cascotes. Uno de sus acompañantes, Juan Carlos Guindel, de 13 años, resultó herido leve en una mano.

El garaje, de propiedad privada, llevaba algo más de un año cerrado. Hace unos dos meses le retiraron el techo de uralita, con lo que el muro quedó al pairo del viento por ambos lados, un factor especialmente importante por tratarse de una construcción antigua, de escasa resistencia y conjuntas poco sólidas. "El viento fue el causante. Ayer sopló muy fuerte y en un mismo momento recibimos notificación de que había derribado un árbol en el centro de la ciudad, otro en la carretera de Toledo y que había desgajado varias cornisas en la urbanización Fuentebella", recordó un policía local.

"Es mentira, no hizo tanto aire como para que se cayese ese muro. Simplemente, estaba mal construido, no tenía ninguna sujeción, ni vigas; aquello era muy peligroso", dijo el compañero de la madre de la fallecida.

El muro se derrumbó sobre una acera transitada por alumnos de un colegio cercano

El garaje está situado en la misma calle que el colegio concertado Torrente Ballester -de unos 450 alumnos- .Entre ambos sitios, cada uno a un lado de la calzada, sólo median 25 metros. Por este hecho, la acera que bordeaba el muro es muy transitada por los escolares."Cuando me dijeron que había ocurrido un derrumbamiento por viento en la calle del Río Guadiana, me puse a temblar. Sé que es una zona de tránsito de escolares y enseguida pensé en una tragedia aún mayor, si cabe decirlo", manifestó el primer teniente de alcalde de Parla, Juan Carlos Milar, mientras contemplaba en el lugar del accidente cómo las máquinas retiraban -con autorización judicial- los escombros y destruían los últimos restos del muro. También se llevaron un R-5 aparcado junto a la acera y cuyo techo quedó hundido por el derrumbe. Fue precisamente junto a este vehículo donde murió Ana. La niña, según los testigos, apenas pudo reaccionar. La lluvia de cascotes la sorprendió con los libros en la mano.

Después, una nube de vecinos la rodeó hasta que al lugar llegó una ambulancia del Insalud (061), que la trasladó moribunda al ambulatorio. Allí, pese al esfuerzo de los médicos, murió a causa de un traumatismo craneoencefálico. El otro alumno alcanzado vio amortiguado el golpe por el coche y sólo se lastimó una mano. A las 20.30 recibió el alta médica.

Ana era la menor de tres hermanas. De padres separados, vivía con su madre en la urbanización Villa Juventus, en Parla. Buena estudiante, sus aficiones se repartían entre los chapuzones en la piscina municipal, el cine de tarde en el Continente y las meriendas en el Burger King. "También le gustaba esquiar, era muy buena compañera. Y, bueno, no sé, la queríamos mucho", decía su amiga Arancha entre lágrimas. Susana, otra compañera, tenía un recuerdo más filoso: "Yo, fíjate, volvía todos los días con ella del colegio y ayer precisamente no fui; de haber ido, quizá también me hubiese pasado algo".

En casa de Ana, ayer, la familia se reunió en silencio. No quisieron efectuar declaraciones. La policía, por su parte, abrió una investigación para determinar si en el derrumbamiento, que atribuyó al viento, concurrió alguna negligencia.

En toda la región los bomberos efectuaron ayer unas 230 salidas a causa del viento, 130 de ellas en la capital.

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