Un guardia civil antidroga dice que se autoinculpó para no "cabrear a Garzón"

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El sargento de la Guardia Civil Félix Molina James, el primero en declarar ayer en el juicio de la Ucifa (unidad antinarcóticos de la Guardia Civil), denunció que sufrió "presiones" por parte de miembros del Servicio de Información para asentir a todo lo que se le preguntará y "no cabrear al juez" instructor, Baltasar Garzón.El juicio contra 18 procesados, 10 de ellos oficiales y agentes de la Unidad Central de Investigación Fiscal y Antidroga, acusados, entre otros presuntos delitos, de pagar con droga a confidentes comenzó ayer en la Audiencia Nacional tras haber sufrido un aplazamiento el p...

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El sargento de la Guardia Civil Félix Molina James, el primero en declarar ayer en el juicio de la Ucifa (unidad antinarcóticos de la Guardia Civil), denunció que sufrió "presiones" por parte de miembros del Servicio de Información para asentir a todo lo que se le preguntará y "no cabrear al juez" instructor, Baltasar Garzón.El juicio contra 18 procesados, 10 de ellos oficiales y agentes de la Unidad Central de Investigación Fiscal y Antidroga, acusados, entre otros presuntos delitos, de pagar con droga a confidentes comenzó ayer en la Audiencia Nacional tras haber sufrido un aplazamiento el pasado mes de enero.

El sargento Molina declaró que nunca hubo irregularidades en la Ucifa, y se desdijo de todas sus declaraciones ante el juez Garzón. Sobre la principal acusación contra él, introducir ha chís en el coche de un guardia civil de Pamplona para demostrar que consumía y traficaba con droga, Molina lo negó, y explicó: "Si hubiésemos querido detener le no se le mete una cantidad tan pequeña, 25 gramos; se le mete una cantidad mucho mayor". Tras una primera declaración de una hora, en la que no se mecanografió nada, el juez la interrumpió y él salió al antedespacho. "Al salir es cuando vinieron. las presiones. Estaban allí varios agentes del servicio de Información, y el capitán Hernández del Barco me dijo que qué estaba haciendo, que estaba cabreando al juez y que colaborase y respaldase todo lo que me preguntara. Me dijo que no me preocupase, que no me iba a pasar nada, y me reiteró mucho que todo era obediencia debida".

El procesado, indicó que en la primera declaración sólo se tomaron notas y, al volver ante el juez, le dieron las preguntas hechas para que dijera "sí" o "no". Al responder afirmativamente a todo lo que éste le preguntó, se mecanografió la declaración, que él firmó y que no rectificó en una indagatoria posterior.

El fiscal Antidroga acusa a Molina de delitos de detención ilegal, falsificación y prevaricación, por los que pide para él seis años de prisión y seis de inhabilitación.

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