Un malentendido causo la muerte del paracaidista de Alcalá

Un malentendido desató la pelea que acabó el pasado 17 de febrero en la muerte de Sergio Fernández Barrera, paracaidista de 22 años, destinado en el cuartel Príncipe de Lepanto de Alcalá de Henares (163.000 habitantes). "¿Qué pasa, calvo?", fue la frase que desencadenó la tragedia, se gún explicó ayer el comisario de esta ciudad, Jesús Sainz. La poli cía nacional detuvo el miércoles a Víctor Manuel T. H., de 21 años, que ha pasado a disposición judicial, como presunto autor de la muerte. El detenido, con antecedentes por tráfico de estupefacientes, no sabía que Fernández hubiese fallecido. Su ...

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Un malentendido desató la pelea que acabó el pasado 17 de febrero en la muerte de Sergio Fernández Barrera, paracaidista de 22 años, destinado en el cuartel Príncipe de Lepanto de Alcalá de Henares (163.000 habitantes). "¿Qué pasa, calvo?", fue la frase que desencadenó la tragedia, se gún explicó ayer el comisario de esta ciudad, Jesús Sainz. La poli cía nacional detuvo el miércoles a Víctor Manuel T. H., de 21 años, que ha pasado a disposición judicial, como presunto autor de la muerte. El detenido, con antecedentes por tráfico de estupefacientes, no sabía que Fernández hubiese fallecido. Su versión fue corroborada por los testigos. Sergio salió del cuartel el 17 de febrero junto a otro soldado con el que compartía un piso, ambos de uniforme y la cabeza rapada. Se cruzaron con otros dos jóvenes que saludaban a un amigo situado tras los dos militares: "¿Qué pasa, calvo?". Sergio se dio por aludido. Arremetió contra el joven que pronunció la frase y cayó al suelo. Víctor Manuel, a quien iba dirigido el saludo, se acercó y se enzarzó con Sergio, y le propinó una patada que le hizo caer, golpeándose en la cabeza con un bordillo.

Los tres jóvenes se marcharon sin dar más importancia al tema, mientras el otro militar, al ver que no se levantaba su compañero, pidió ayuda. Sergio ingresó en el hospital Gómez Ulla con un traumatismo craneoencefálico que le sumió en coma. Falleció el 3 de marzo. Su amigo no dio muchas pistas a la policía. Distorsionó los hechos por miedo a ser recriminado por sus superiores y dijo que no había visto nada. Ni siquiera cuando murió su compañero se animó a contar la verdad.

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