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Con su asesinato de un casco azul, ETA ha vuelto a remitir un mensaje- macabro, destinado a provocar desiguales reacciones en sus cuatro tipos de destinatarios. El mensaje explícito está dirigido al Gobierno español, tratando de obligarle a negociar el reagrupamiento de presos y la alternativa KAS; pero esto es una excusa, pues un mensaje así nunca puede ser atendido. El segundo destinatario es la opinión pública española, cuya pasividad de espectadores se desea reforzar suscitando un clima derrotista. Por eso, el verdadero blanco al que apunta el mensaje es el electorado vasco, ...

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Con su asesinato de un casco azul, ETA ha vuelto a remitir un mensaje- macabro, destinado a provocar desiguales reacciones en sus cuatro tipos de destinatarios. El mensaje explícito está dirigido al Gobierno español, tratando de obligarle a negociar el reagrupamiento de presos y la alternativa KAS; pero esto es una excusa, pues un mensaje así nunca puede ser atendido. El segundo destinatario es la opinión pública española, cuya pasividad de espectadores se desea reforzar suscitando un clima derrotista. Por eso, el verdadero blanco al que apunta el mensaje es el electorado vasco, cada vez más reacio a votarles; y aquí habría que distinguir entre los electores profesos, que aplauden fascinados los cruentos sacrificios celebrados en su honor, y los afrentados, que deben disimular lo avergonzados que están de que se mate en su nombre fingiendo no sentirse concernidos. Queda, en fin, el destinatario último del mensaje: la cúpula del PNV, hoy escindida entre halcones y palomas ante el dilema de dialogar con ETA, plegándose a su juego, o tratar de someterla imponiéndole condiciones.¿De qué naturaleza es el mensaje?: su factura es criminal, pero su objetivo es retórico. "La guerrilla es un espectáculo cuyo verdadero mensaje es la representación de la guerrilla como un proceso de producción editorial que recurre a las armas para generar noticias de primera plana. Monta las operaciones necesarias para ganar batallas en la guerra psicológica. Los vencedores siempre han editado la realidad que les, llevó a la victoria, pero se trata de hechos ya pasados. [En cambio], la guerrilla sabe que no puede vencer militarmente: que su victoria consiste en ganar la atención y convencer como espectáculo. Por eso edita su realidad presente y futura antes de que se produzca la victoria y para que se produzca, no al revés. Esto no quiere decir que no haya muertos ni operaciones militares, sino que el objetivo número uno de las armas es la conciencia pública. Ni Castro ni los sandinistas llegaron al poder por las armas: llegaron porque lograron sacudir la conciencia pública y porque lograron provocar una represión contraproducente, insostenible ante las cámaras occidentales, lo cual desembocó en un vacío de poder que los guerrilleros ocuparon con el aplauso universal". Esta excelente descripción es del poeta Gabriel Zaid, y se refiere no a la metodología terrorista, sino a la escenografía guerrillera latinoamericana ('Chiapas: la guerrilla posmoderna', Claves, número 44, julio-agosto 1994, páginas 26, 27 y 33).Parece cada vez más claro que ETA está perdiendo irreversiblemente la batalla policial, pero, en cambio, puede estar todavía ganando la batalla política, que es de naturaleza escenográfica. Esta batalla política se juega en la arena del electorado vasco como escenario, donde se representa un pulso antagónico cuya iniciativa lleva ETA como primer actor (autor de acciones o ekIntzas) y KAS como escenógrafo. En efecto, lo que la gestión de la agenda supone para el tiempo político es lo mismo que representa la gestión de la escena para el espacio político. Y en este sentido, parece claro que la iniciativa escénica la sigue llevando el MNLV, que juega con la cúpula del PNV como hacía el astuto ratón Jerry con el indolente gato Tom.

¿Cuándo reaccionará el PNV, dejando de considerar a ETA como su hijo pródigo, al que espera recuperar a base de halagos y concesiones? Admitamos como hipótesis la vía Egibar de diálogo. Pero no se olvide que sólo se puede negociar desde posiciones de fuerza: así lo hace el MNLV, pero no el PNV, cuyas palomas parecen confundir el diálogo con la claudicación. Y hasta que el PNV, como red vertebradora del tejido social vasco, no decida enfrentarse al MNLV, contendiendo escenográficarnente con él para recuperar la iniciativa y poder contenerle, no habrá esperanza de futura pacificación. Pero eso exige la voluntad política de ocupar la arena de juego, evitando la tentación de explotar la coartada del vacío de poder.

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