'La parricida de Calvià' asesinada a cuchilladas en el cementerio de Palma

Ana Belén Gil, de 18 años, conocida como la parricida de Calvià, fue descubierta el pasado martes sin vida, acuchillada y con la cabeza tapada por una lápida mortuoria, en el cementerio de Palma. La víctima, que cumplía una condena de seis años por dar muerte a su padre, disfrutaba de un permiso de salida durante la Navidad. La policía sospecha que el autor del crimen fue su novio, condenado por matar a su suegra y a un niño.

La joven asesinada cumplía actualmente una condena de seis años por un delito de parricidio que cometió cuando tenía 16 años, al disparar el año pasado con una esc...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ana Belén Gil, de 18 años, conocida como la parricida de Calvià, fue descubierta el pasado martes sin vida, acuchillada y con la cabeza tapada por una lápida mortuoria, en el cementerio de Palma. La víctima, que cumplía una condena de seis años por dar muerte a su padre, disfrutaba de un permiso de salida durante la Navidad. La policía sospecha que el autor del crimen fue su novio, condenado por matar a su suegra y a un niño.

La joven asesinada cumplía actualmente una condena de seis años por un delito de parricidio que cometió cuando tenía 16 años, al disparar el año pasado con una escopeta contra su padre mientras éste dormía en su casa de Calvià.La policía sospecha que el presunto autor de la muerte de Ana Belén es su novio, Bartolomé Clar Camacho, condenado por asesinar en 1990 a su suegra y a su cuñado, un niño de corta edad. Clar gozaba también de un permiso carcelario y ayer estaba siendo buscado. Este hombre y la joven iniciaron relaciones en la prisión de Palma, donde coincidieron en el taller de teatro y actividades ocupacionales.

Ambos reclusos abandonaron juntos el penal horas antes del crimen, y uno de los datos que abunda en la tesis de los investigadores es que el hombre no regresó a la cárcel en Nochebuena, como tenía obligación. Desde el principio la policía descartó que la acción del asesino obedeciera al robo o a la violencia sexual.

Ana Belén Gil, que fue conocida como la parricida de Calvià, acudió a la policía acompañada de su madre para confesar que había dado muerte a su padre, harta de sufrir maltratos y vejaciones. La madre avaló esta versión. Antes de disparar dos cartuchos de escopeta contra la cabeza de su progenitor, que dormía en un sofá, la parricida bebió un vaso de ginebra.

En el juicio confesó su crimen y aceptó la condena. A comienzos de 1998 habría logrado la libertad condicional.

Archivado En