Editorial:

Madrid angosto

DE PONERSE en práctica, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana para Madrid (PGOUM), que orientará el urbanismo de la capital de España hasta el año 2009 y que ha aprobado el Ayuntamiento gobernado por el PP, encerrará a los madrileños -todavía más- en las angosturas de una macrociudad densificada y difícil de disfrutar. Cinco nuevos barrios, una avenida de la Castellana que pasará de los ocho kilómetros actuales a casi doce, un eje cultural en tomo al Prado con peatonalización del área hasta el Reina Sofía, una remodelación del aeropuerto y una futura Ciudad Olímpica son algunos de ...

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DE PONERSE en práctica, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana para Madrid (PGOUM), que orientará el urbanismo de la capital de España hasta el año 2009 y que ha aprobado el Ayuntamiento gobernado por el PP, encerrará a los madrileños -todavía más- en las angosturas de una macrociudad densificada y difícil de disfrutar. Cinco nuevos barrios, una avenida de la Castellana que pasará de los ocho kilómetros actuales a casi doce, un eje cultural en tomo al Prado con peatonalización del área hasta el Reina Sofía, una remodelación del aeropuerto y una futura Ciudad Olímpica son algunos de los ámbitos de actuación espectacular. El plan se presenta tan ambicioso como controvertido.Si la inspiración del plan de 1985, vigente hasta ahora, se apoyaba preferentemente en la actuación pública, éste, de un aire neoliberal confuso, confía en la iniciativa privada a través de una amplísima recalificación de suelo para edificación. Se prevé suelo para 300.000 nuevas viviendas, la mitad de las cuales serán de renta libre, el 30% de precio tasado y sólo el 20% de protección oficial. Los detractores califican esta distribución como proclive a la especulación y ajena a las necesidades reales de los jóvenes madrileños. Dada la realidad económica, sólo uno de cada cuatro podrá optar en los próximos años a viviendas sin protección oficial. Y es probable que los otros no puedan instalarse en Madrid.

Precisamente la censura fundamental al PGOUM, en su aspecto técnico, es que se centre en el Madrid metropolitano sin atender a una articulación entre la ciudad, el municipio y la región. Ni el Gran Madrid puede tratarse como una unidad estanca, ni el destino demográfico y económico de la ciudad es concebible sin incorporar el desarrollo de la región entera. La Comunidad madrileña tendrá que dar todavía el visto bueno al proyecto en los próximos meses y no debería ignorar la innegable trascendencia de este olvido.

Lejos de descongestionar Madrid y aliviar sus problemas de contaminación, de acumulación de residuos y despilfarro de energía, el plan amazacota la ciudad. Se contabilizan 51 millones de metros cuadrados de zonas verdes, pero en suma se trata de la casa de Campo y de algunos terrenos de cultivo que se califican como verdes.

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El plan carece además de un concepto cultural y político sobre la ciudad, algo que a los madrileños les hace envidiar Barcelona. y otros lugares. Ni antes, con los socialistas, se supo qué hacer estratégicamente con la capital, ni se expresa tampoco ahora un proyecto cabal. El PGOUM es un plan tecnocrático y corto de vista.

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