Cartas al director

La huelga

La reciente huelga general de los empleados públicos nos ha dejado, entre otras cosas, un considrable lío de cifras. ¿Han sido pocos? ¿Muchos? ¿El 20%? ¿El 80%?Intentémos calcular nosotros los datos reales. El número de personas convocadas a este paro era del orden de 2.300.000. El Gobierno, que dice haber pasado lista para que firmaran los presentes, reconoce que faltaban un 20%. Si damos por supuesto que el Gobierno es parte interesada en desinflar las cifras, podemos estimar que en realidad habrán sido del orden de un 35% a un 40%, es decir, que han trabajado entre 805.000 y 920.000 ...

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La reciente huelga general de los empleados públicos nos ha dejado, entre otras cosas, un considrable lío de cifras. ¿Han sido pocos? ¿Muchos? ¿El 20%? ¿El 80%?Intentémos calcular nosotros los datos reales. El número de personas convocadas a este paro era del orden de 2.300.000. El Gobierno, que dice haber pasado lista para que firmaran los presentes, reconoce que faltaban un 20%. Si damos por supuesto que el Gobierno es parte interesada en desinflar las cifras, podemos estimar que en realidad habrán sido del orden de un 35% a un 40%, es decir, que han trabajado entre 805.000 y 920.000 funcionarios. Por otro lado, los servicios mínimos, es decir, aquellos que estaban obligados a trabajar y no eran, por tanto, libres de decidir, eran aproximadamente un 30% del total. Es de suponer que estas personas han firmado las listas.

Hagamos, pues, una sencilla resta y veremos que el número de empleados públicos que tenían capacidad para escoger entre secundar o no la huelga era del orden de 1.600.000. Si, como hemos estimado más arriba, la han secundado entre 805.000 y 920.000 personas, resultará que al menos un 50% de los que podían parar lo han hecho. Ante estas cifras, la reacción de Aznar en el Congreso de los Diputados no ha sido otra que decir: "... ha sido un día de absoluta normalidad". Por tanto, cabe deducir que, para Aznar, es "normal" que cerca de un millón de empleados públicos no vayan a trabajar. Tal vez lo que pretendía era decir que en realidad sobraban funcionarios. Barea, poco después, no dejó margen de duda y lo dijo bien claro: "Sobran funcionarios". Dado que tanto Aznar como Barea son funcionarios de carrera, ¿qué mejor que predicar con el ejemplo?

Trabajo en la empresa privada. No soy funcionario.-

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