Tribuna

La patria no es lo que era

No sólo me temo que ya quedan muy pocos españoles dispuestos a jugarse la vida por la recuperación del peñón de Gibraltar, sino que también, escasean los interesados en la selección nacional de fútbol. Y es que empezamos a estar de fútbol hasta mucho más arriba de las ingles, incluso del galillo y, por otra parte, en un país tan nacionalista en el pasado como éste y con tantos nacionalismos pendientes, el sentimiento patriótico se está descolgando de los emblemas y tal vez algún día se instale en el territorio de las personas solidarizadas, la única patria que vale la pena. No es factor menor ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No sólo me temo que ya quedan muy pocos españoles dispuestos a jugarse la vida por la recuperación del peñón de Gibraltar, sino que también, escasean los interesados en la selección nacional de fútbol. Y es que empezamos a estar de fútbol hasta mucho más arriba de las ingles, incluso del galillo y, por otra parte, en un país tan nacionalista en el pasado como éste y con tantos nacionalismos pendientes, el sentimiento patriótico se está descolgando de los emblemas y tal vez algún día se instale en el territorio de las personas solidarizadas, la única patria que vale la pena. No es factor menor del desinterés el que la bandera española ya ondea en los estadios de la España autoidentificada cada vez que el equipo local se enfrenta al Barcelona o al Atlético de Bilbao, equipos de fútbol sospechosos de no representar las esencias del español. Es decir, el sentimiento residual patriótico-futbolístico-españolista ya se desborda en el Bernabéu o en el estadio del Pisuerga o en el estadio Calderón y quedaron lejos aquellos tiempos en que los sevillanos armaban la juerga nacionalfutbolística para salir en televisión como la afición más patriótica del mundo.Saturación de partidos, patriotismos desorientados o reorientados, la impresión generalizada de que al equipo nacional van a parar, las sobras del star system del mercado futbolístico español, ¿quién puede sorprenderse de que el partido España-Yugoslavia despierte un entusiasmo perfectamente descriptible? En vano Clemente ha recalcado que es más importante este partido que el Barça-Real Madrid, porque es evidente que para los anunciantes y todo el inmenso negocio en que se ha convertido el fútbol, el España-Yugoslavia es dinero de bolsillo y el Real Madrid-Barcelona fue casi un presupuesto general de algunos estados. Además, un Yugoslavia-España equivale a un partido entre la selección hispano-yugoslava (Mijatovic, Pantic, etcétera) contra la del Estado de las autonomías hispánicas y no las de Merimée y no las' de Merimée. Por otra parte, el señor Clemente se ha vuelto patriota desde que es seleccionador nacional, porque cuando era entrenador del Español regateaba a Soler y Valverde cada vez que se los pedía el seleccionador de turno.

Más información

En fin, **que es necesario un ejercicio de sinceración y Regar a la conclusión de que las selecciones nacionales sólo interesan a naciones-mercados de exportación de jugadores de fútbol, porque el equipo patrio se convierte en un catálogo de novedades. En cambio en un país como España, que sólo exporta futbolistas a México, la selección nacional no sirve ni como muestrario de jugadores exportables. Si España se clasifica, algo cambiará el tono colectivo, no mucho, porque es sabido que la selección española ha sido creada por Dios para llegar a los cuartos de final de las competiciones donde se presente. No está mal. Pero eso ya no es épica ni es nada. Eso es la expresión del justo término medio entre los países creados para ganar la copa del mundo y los creados para aplaudirles.

Archivado En