FÚTBOL

Rivaldo, 'La Saeta, Negra'

El día que ficharon a Rivaldo el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, no se quedó corto en sus alabanzas. Lo comparó al mismísimo Di Stéfano por su largo recorrido en el campo y la conjunción de talento y sacrificio. "Es infinitamente mejor que Giovanni", sentenció entre la incredulidad general. Está por comprobar hasta qué punto exageraba el dirigente deportivista con su paralelismo entre Rivaldo y La Saeta Rubia. Pero no cabe duda de que Lendoiro dio buena prueba de su entusiasmo no sólo con palabras, sino con el mayor dispendio que se había permitido nunca el Deportivo. ...

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El día que ficharon a Rivaldo el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, no se quedó corto en sus alabanzas. Lo comparó al mismísimo Di Stéfano por su largo recorrido en el campo y la conjunción de talento y sacrificio. "Es infinitamente mejor que Giovanni", sentenció entre la incredulidad general. Está por comprobar hasta qué punto exageraba el dirigente deportivista con su paralelismo entre Rivaldo y La Saeta Rubia. Pero no cabe duda de que Lendoiro dio buena prueba de su entusiasmo no sólo con palabras, sino con el mayor dispendio que se había permitido nunca el Deportivo. El Palmeiras recibió por su fichaje 1.200 millones de pesetas, una cifra nunca alcanzada hasta entonces en el fútbol brasileño.Vítor Rivaldo, de 24 años, casado y con un hijo, fue uno de los cuatro fútbolistas mayores de 21 convocados con la selección de su país para los Juegos de Atlanta. A su edad ya acreditaba haber jugado en dos de los principales clubes de la Liga paulista, el Corinthians y el Palmeiras. Sin embargo, en Estados Unidos no brilló especialmente e incluso acabó el campeonato cediendo la titularidad a su antiguo compañero del Palmeiras y muy próximamente del Deportivo, Flavio Conceiçao.

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Llegó a La Coruña con la pretemporada ya en marcha, bajo de forma física, y siguió sin mostrar gran cosa. En un mes ha alejado cualquier sombra de escepticismo. Aunque no es delantero, lleva ya cuatro goles (el año pasado en Brasil marcó 18 en 30 partidos). Sacrificado, con un físico poderoso (mide 1,86 metros), es a la vez pulcrísimo en el manejo de la pelota. No parece excesivamente veloz, pero tiene un regate laberíntico. Nueve veces de cada 10, cuando un defensa intenta arrebatarle el balón, o resulta burlado o tiene que hacerle falta. "Pero aún tengo que mejorar mucho", dice con modestia el jugador.

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