Tribuna:

El Estado

Todas estas medidas no tienen otro objeto que aligerar la densidad molecular del Estado para que pese menos que el aire y se hunda como un globo en el hondo cielo. Entonces, el Gobierno se convertirá en un intermediario sacerdotal entre esa divinidad inexistente y los pobres mortales. Naturalmente, para que el Estado desaparecido se manifieste, habrá que prodigarle ofrendas tales como el recorte del gasto social, la creación de nuevos tributos, y la subida del precio del agua. Precisamente, un monaguillo de Aznar acaba de descubrir que España es el país de la UE donde el agua está más barata, ...

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Todas estas medidas no tienen otro objeto que aligerar la densidad molecular del Estado para que pese menos que el aire y se hunda como un globo en el hondo cielo. Entonces, el Gobierno se convertirá en un intermediario sacerdotal entre esa divinidad inexistente y los pobres mortales. Naturalmente, para que el Estado desaparecido se manifieste, habrá que prodigarle ofrendas tales como el recorte del gasto social, la creación de nuevos tributos, y la subida del precio del agua. Precisamente, un monaguillo de Aznar acaba de descubrir que España es el país de la UE donde el agua está más barata, y no deja de decirlo a los cuatro vientos con la pasión de quien acabara de descubrir el principio de Arquímedes.El proceso de deificación del Estado también exigirá sacrificios rituales. A tal efecto, ya se ha nombrado un secretario de Cultura encargado de acabar con la misma, un director de oficina presupuestaria y asesor presidencial que dinamite periódicamente la fe en el sistema público de pensiones, y una ministra de Medio Ambiente con chupa que apoye cualquier iniciativa encaminada a llenar la atmósfera de dioxinas. A cambio de estas pérdidas morales, los socios del Gobierno nacional proponen crear una "cultura del peaje", que no guarda ninguna relación con la cultura.

Así las cosas, caeremos de rodillas implorando el regreso del Estado, y ahí es donde el Gobierno se convertirá en su representante terrenal. Todo esto puede parecer algo contradictorio, pero en TVE, que constituye el modelo gubernamental por excelencia, acaban de contratar a un director de Comunicación cuya primer tarea será cambiar, la mala imagen del ente puesta en marcha por su directora general, que, en declaraciones a los medios, no se ha cansado de repetir que trabaja en una empresa de mierda.

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