Aumenta la cabeza y disminuye la base

La campaña del Partido Popular (PP) para reducir el número de altos cargos en la Administración ha echado el freno. El ministro para las Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, ha convencido al presidente del Gobierno, José María Aznar, y a sus compañeros de Gabinete para que cese. Rajoy admite que es imposible reducir los 5.000 que el PP prometió durante su etapa de oposición. Es más, está viendo cómo, tras la primera poda de direccionesgenerales, nacen ahora nuevos puestos, como los siete altos cargos de la nueva Comisión del Mercado de Telecomunicaciones o los 18 de cada una de las vicepr...

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La campaña del Partido Popular (PP) para reducir el número de altos cargos en la Administración ha echado el freno. El ministro para las Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, ha convencido al presidente del Gobierno, José María Aznar, y a sus compañeros de Gabinete para que cese. Rajoy admite que es imposible reducir los 5.000 que el PP prometió durante su etapa de oposición. Es más, está viendo cómo, tras la primera poda de direccionesgenerales, nacen ahora nuevos puestos, como los siete altos cargos de la nueva Comisión del Mercado de Telecomunicaciones o los 18 de cada una de las vicepresidencias del Ejecutivo y los nuevos cinco directores generales del Insalud.

El hilo conductor de la reestructuración de La Moncloa ha sido el aumento de la cabeza y la reducción de la base. José María Aznar ha incrementado su equipo asesor en relación con el de Felipe González, que tenía un estilo de trabajo más individualista. Aznar cuenta ahora con tres asesores directos frente a los dos de González. Además del jefe de Gabinete de la Presidencia, que ha aligerado las direcciones generales por su base, y el secretario general de la Presidencia, que ha concentrado competencias que en la etapa anterior correspondían al Ministerio de la Presidencia, el presidente del Gobierno popular cuenta con una tercera asesoría: la Oficina Presupuestaria.Otra característica de la nueva Moncloa es la subida al rango de secretarías de Estado de las anteriores subsecretarías del Portavoz y de Relaciones con las Cortes, que siguen dependiendo del Ministerio de la Presidencia, que ahora dirige Francisco Álvarez Cascos, instalado en el edificio de Semillas. Este cambio obedece más a necesidades políticas que a económicas ante la relativa austeridad de los sueldos de la Administración del Estado.

También cabe apuntar el mayor peso político de la actual Secretaría de Comunicación, cuyo titular es Miguel Ángel Rodríguez. Su misión no se limita a las funciones de portavoz del Gobierno. También pretende controlar desde La Moncloa la línea informativa de los ministerios. Su papel como asesor de imagen del presidente es clave y, además, sigue los debates sobre el futuro de la comunicación.

El hilo conductor del aligeramiento por la base, no sólo en La Moncloa, sino también en los ministerios, ha sido la eliminación de las direcciones generales de servicios dedicadas a la logística, el personal y los presupuestos y que el Ejecutivo considera burocráticas.

Rajoy convence a Aznar para que cese la campaña de reducción de altos cargos

Mariano Rajoy ha anunciado que en tres meses podrá conocerse la estructura definitiva de los ministerios y en seis la de la Administración periférica del Estado, por cuyo adelgazamiento ha apostado. Pero ya ha adelantado a sus compañeros de Gabinete la imposibilidad de reducir 5.000 altos cargos y ahorrarse 70.000 millones de pesetas como el PP prometió en la oposición. Con la reestructuración emprendida en su primer mes y medio, el Gobierno ha conseguido un ahorro de tan sólo unos 200 millones.Esta cifra procede básicamente de la reducción de direcciones generales de 316 a 250. En el resto de los estamentos la disminución es mínima o incluso han aumentado los altos cargos. El número de ministros ha pasado de 15 a 14; el de subsecretarios, de 57 a 55. Ahí acaba el recorte. Los secretarios de Estado han subido de 23 a 25 y se han incrementado los altos cargos vinculados a empresas públicas.

En este último capítulo cabe destacar el nacimiento de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, que lleva emparejada siete nuevos directores generales.

La reducción abordada en el Ministerio de Sanidad ha quedado neutralizada con la creación posterior de cinco direcciones generales en el Insalud, que antes sólo tenía una.

Las vicepresidencias, también

El acuerdo sobre los efectivos de las vicepresidencias del Gobierno, del 31 de mayo, también los ha aumentado. Durante la etapa del socialista Narcís Serra, de 1991 a 1995, la vicepresidencia disponía de cuatro asesores y seis secretarias. Hoy, cada una de las dos vicepresidencias del PP, regidas por Francisco Álvarez Cascos y Rodrigo Rato, tiene diez asesores y ocho secretarias.

La nueva estructura de La Moncloa se ha convertido en un símbolo de la reforma, con una poda hacia abajo y un reforzamiento de la cabeza política. En términos globales, en este mes y medio, las direcciones generales se han reducido de 24 a 13 y las subsecretarías de cinco a cuatro. Pero han crecido las secretarías de Estado de dos a cinco y las dos vicepresidencias también han aumentado sus efectivos en 18, frente a 10, cada una.

En la estructura socialista de La Moncloa dependía del presidente del Gobierno un jefe de Gabinete, con categoría de secretario de Estado, que era, a su vez, responsable de nueve direcciones generales: Análisis, Socio-laboral, Economía, Institucional, Internacional, Seguridad y Defensa, Educación y Cultura, Estudios y Crisis (el llamado búnker de la Moncloa). También dependía del presidente una Secretaría General de la Presidencia, con rango de Secretaría de Estado, que ocupaba Rosa Conde.

Paralelamente, funcionaba el Ministerio de la Presidencia. Tenía tres subsecretarías: la del Portavoz del Gobierno, con dos directores generales; la de Relaciones con las Cortes, con otras dos direcciones y una tercera de la que colgaban diez más: Protocolo, Presidencia, Seguridad, General Técnica, Gobierno, Servicios, Boletín Oficial del Estado (BOE), Centro de Estudios Constitucionales (CESCO), Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y Patrimonio.

En la nueva estructura del PP, el presidente del Gobierno tiene a su cargo a tres secretarios de Estado frente a los dos de la etapa anterior: el jefe del Gabinete de la Presidencia, Carlos Aragonés; el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el jefe de la Oficina Presupuestaria, de nueva creación, José Barea. La simplificación se produce hacia abajo. El Gabinete de la Presidencia ha reducido sus direcciones de ocho a cinco. La Secretaría General de la Presidencia se ha dotado de mayor contenido, tomando competencias de Presidencia, como las dos jefaturas de Protocolo, fusionadas en una, y la Jefatura de Seguridad, a la que añade la Dirección de Crisis.

El Ministerio de la Presidencia ha cambiado las tres subsecretarías socialistas con una elevación de rango al crear dos secretarías de Estado y mantener una subsecretaría. La Subsecretaría del Portavoz, que dirigía Miguel Gil, ha pasado a ser la Secretaría de Estado de Comunicación, a cuyo frente figura Miguel Ángel Rodríguez, respaldado por un subsecretario, Francisco García Diego. La Subsecretaría de Relaciones con las Cortes ha pasado a ser una Secretaría de Estado, con José María Michavilla, del que cuelga una sola dirección general frente a las dos anteriores. Por último, el subsecretario José Junquera recoge algunas de las funciones de Fernando Sequeira en la etapa socialista: BOE, CESCO y CIS.

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