Cartas al director

Liberia

En su editorial del 15 de mayo de 1996 sobre el conflicto liberiano apelan a las carencias del nuevo orden internacional. En este caso, como en otros muchos, el nuevo orden internacional (también el antiguo) ha funcionado a la perfección, según los propios intereses de los actores en lo que más bien sería el desorden internacional.La guerra civil en LIberia tiene su génesis en la llegada de los esclavos libertos de EE UU a esta parte del continente africano, donde imponen un sistema de dominio económico y social sobre las 16 tribus que existían, favoreciendo los intereses económicos que...

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En su editorial del 15 de mayo de 1996 sobre el conflicto liberiano apelan a las carencias del nuevo orden internacional. En este caso, como en otros muchos, el nuevo orden internacional (también el antiguo) ha funcionado a la perfección, según los propios intereses de los actores en lo que más bien sería el desorden internacional.La guerra civil en LIberia tiene su génesis en la llegada de los esclavos libertos de EE UU a esta parte del continente africano, donde imponen un sistema de dominio económico y social sobre las 16 tribus que existían, favoreciendo los intereses económicos que las empresas estadounidenses tenían, mediante concesiones de explotación de recursos sumamente abusivas (por ejemplo, Firestone).

El golpe de Estado de Samuel Doe, si bien respondía a ambiciones de poder y riqueza, en sus inicios fue apoyado por la mayoría de la población liberiana como la alternativa a la dominación imperante; es con el favoritismo hacia su propia etnia (krahn) donde comienzan a asentarse los pilares del problema tribal y étnico. La fuerza de pacfiicación de los países africanos (Ecomog) no es más que un nuevo interés del desorden internacional; estas fuerzas surgen en el seno de la Comunidad Económica de los Estados Africanos (Ecowas), cuyos objetivos no eran organizar y dirigir unas fuerzas de paz. Para la ONU (apéndice del ahora sí orden internacional), estas fuerzas fueron un experimento: eludía su responsabilidad y daba juego a que países africanos como Nigeria pudieran tomar partido en el nuevo orden. El desinterés de la comunidad internacional (Libería no tiene atractivo geopolítico) y el interés de algunos Estados africanos, han permitido el enquistamiento de esa guerra, cuyo mejor fruto es una juventud con moral y ética mutadas hacia el crimen y el pillaje. Por eso, mucho antes del inicio de esta guerra, algunos liberianos proclamaban: "Queremos hacer nuestra propia paz".-

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