Un padre descubre a sus dos hijos muertos al acudir a su casa

En dos meses nadie los echó de menos. Mariano J. V., de 33 años, y su hermano Alberto, de 30, fueron hallados muertos el pasado jueves en su domicilio, en el número 3 de la calle de Castillo de la Mota (distrito de San Blas), según informaron ayer fuentes de la Jefatura Superior de Policía. Hacía un par de meses que la puerta 8 del sexto piso no se abría. Sin embargo, un fuerte hedor impregnaba todo el descansillo.

Fue entonces cuando los vecinos echaron cuentas: faltaban los muchachos que vendían kleenex, Avisaron a la familia, que desde hace años vive en la localidad...

En dos meses nadie los echó de menos. Mariano J. V., de 33 años, y su hermano Alberto, de 30, fueron hallados muertos el pasado jueves en su domicilio, en el número 3 de la calle de Castillo de la Mota (distrito de San Blas), según informaron ayer fuentes de la Jefatura Superior de Policía. Hacía un par de meses que la puerta 8 del sexto piso no se abría. Sin embargo, un fuerte hedor impregnaba todo el descansillo.

Fue entonces cuando los vecinos echaron cuentas: faltaban los muchachos que vendían kleenex, Avisaron a la familia, que desde hace años vive en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. Al abrir la puerta, a eso de las 17.15, el padre tropezó en el suelo con el cadáver, ya descompuesto, de uno de sus hijos. Tendido en la cama de uno de los dormitorios, yacía sin vida el otro.

En la vivienda, la policía halló varias jeringuillas, algunas con restos de sangre; utensilios empleados en el consumo de drogas, un frasco de cristal con un polvo de color blanco y gris. La televisión estaba encendida y la espita de una bombona de butano, abierta.

El vecindario recordaba ayer a los hermanos: "Se drogaban, pero eran buenos chicos"; "no se metían con nadie y nos vendían pañuelos de papel", "la droga ha acabado con ellos". Ahora, será la autopsia la que dirá la última palabra.